Imagina por un minuto que el dinero fuese una mascota en casa (espero que te gusten los animales). Ahora supongamos que sales a trabajar, y tu dinero espera pacientemente por ti, en casa. Cuidando todo aquello que es tu espacio de seguridad. Al final del día, regresas y está ahí tu dinero. Feliz de verte y listo para irse a caminar contigo. Sin más deseo que el caminar por espacios que no requieren ningún intercambio.
¿Te imaginas tener una relación de tal compromiso?
Lamentablemente, la relación que vivimos con el dinero es más un tema de amor-odio. Un mal necesario y algo que, si nos dieran a escoger, preferiríamos no ver, ni tocar ni hablar de él. Bajo este deseo, ¿Cómo esperas que el dinero se manifieste en tu vida? Todo aquello que nos ocupa, deja de preocuparnos.
Las personas que tienen muchísimo dinero en sus vidas, disponen de tiempo para revisar su dinero. Para chequear sus cuentas, para saber cuánto van a gastar este mes y para organizar proactivamente sus finanzas. Hay un compromiso de cuidado personal y seguridad emocional, a través de la gestión patrimonial. Es el nombre técnico del compromiso a cuidar el dinero que se tiene.
Estabilidad para Crecer
Para muchos, el término compromiso suena a hacer cosas por obligación y no por gusto. En mi capacidad para elegir cómo ver las cosas, yo veo el compromiso como ese anillo que muchos hombres entregan a sus parejas en señal de amor. Es una energía de intención seria y sostenida a través del tiempo. Es un “cuentas conmigo” que genera tranquilidad.
El compromiso es una señal de estabilidad emocional que alimenta la confianza. Las personas descomprometidas pueden ser muy divertidas, pero nadie se las toma en serio. Imagínate que la relación del dinero contigo sea como tener un amante que viene, la pasas bien, pero luego se va. Ahora imagínate que tú tengas una relación con el dinero donde hoy le digas que lo necesitas, que es importante, pero apenas lo tienes en las manos lo abandonas en la primera tienda.
Para que algo pueda crecer, necesita seguridad y confianza. Tu dinero necesita saber que tú lo cuidas, que en tus manos puede encontrar un terreno estable en el cual pueda crecer. Ahí es donde viene la imagen del dinero que crece en los árboles, puesto que es el resultado de un compromiso de cuidado diario que genera buenos frutos.
5 Minutos es suficiente
Ahora me dirás: “Si yo apenas tengo tiempo, cómo puedo comprometerme con mi dinero todos los días”. La verdad es que sales a trabajar cada día, por dinero. Así que la relación va a pasar de hacer algo emocional inconsciente a realizarlo de manera racional consciente.
Lo primero que debes hacer es tomar nota de lo que pagas, con fechas y motivos. Ahí te darás cuenta que hay ciertos sentimientos que están asociados con ciertos desembolsos. Miedo, angustia, estrés, rabia, alivio, tranquilidad, esperanza, orgullo, amor son algunos de los sentimientos más comunes.
Luego de eso, a final de mes, cuando ya no experimentes esos sentimientos, vuelve a revisar tu lista y pregúntate ¿De qué otra forma puedo satisfacer esto, que no implique desembolso de dinero? Empezarás a darte cuenta que, cuando tienes “la cabeza fría” vas viendo otras opciones que en ese momento ni te habías planteado.
Este método es valioso para quienes desean salir de deudas o quieren aprender a ahorrar y siempre se dicen “no tengo dinero”. La verdad es que siempre tenemos lo que necesitamos para el trabajo que nos corresponde. Sólo necesitamos activar el compromiso como un valor de vida.