En el artículo pasado te compartí una de las razones por las cuales muchas parejas se casan. Es la creencia de que su matrimonio, por sí mismo, les proveerá la felicidad que tanto anhelan. Y ahora podemos profundizar un poquito más sobre las consecuencias derivadas del tema tratado en esa ocasión.
En consulta he encontrado de forma frecuente matrimonios que han manifestado sentirse decepcionados porque la experiencia matrimonial no resultó acorde a lo que ellos esperaban. En pocas palabras, la realidad confrontó de manera contundente sus expectativas. Debido a que estas, casi siempre, se hallaba dentro de un esquema de “blanco o negro” o “todo o nada”. Es decir, o en el extremo de haber esperado que, al casarse, la magia haría su aparición desplegando sus bondades sobre su romántica unión. Tal cual premisa en los cuentos de hadas (“y se casaron y fueron muy felices”), u oscilando hasta el extremo opuesto, en el que terminaban convencidos de que en realidad el matrimonio era totalmente dañino para la dicha y bienestar de los cónyuges.
Sin embargo, en la realidad, el casarse, no representa, ni la varita mágica que los “hará felices por siempre”. Ni mucho menos, la maldición que caerá sobre ellos para provocarles frustración y desdicha por toda su vida. Pues, a decir verdad, es probable que dichas visiones, no sean otra cosa más que el reflejo de posturas ingenuas y poco realistas. Que, en lugar de motivarlos a actuar de una manera proactiva, los impulsa a funcionar bajo esquemas estereotipados en sus respectivos roles. Limitándolos a través de su actitud pasiva y poco creativa a una vida monótona y aburrida en la que impera y prevalece día tras día la rutina. Lo que, con el paso del tiempo, paulatinamente desgasta y termina por erosionar su relación.
¿Conoces alguna pareja que continúan juntos, más por costumbre que por amor? Aquella en que la rutina sitúa a la relación de pareja en la famosa “zona de confort”. Llamada así, por la “cómoda seguridad” que ofrece a ambos y no porque represente una situación confortable para ellos. Pues más bien tiende a resultarles molesta y pudiera ser que hasta dolorosa.
La magia de la creatividad
Desde mi punto de vista toda pareja tiene la posibilidad de vivir momentos mágicos dentro de su relación. La magia no es algo que aparezca de la nada, sino que puede ser y, de hecho, es creada por la pareja. Los beneficios que dichos instantes mágicos les brinde serán seguramente, gratificantes, nutritivos, además de que también los fortalecerá como matrimonio.
Para crear magia, es necesario que la pareja sepa que cada uno tiene el poder de poner al servicio de la relación su creatividad. Tal como lo hicieron, por ejemplo, en aquella nostálgica y bella etapa del enamoramiento como cuando deseaban sorprender a su pareja. Y la agradable sorpresa era compartida y disfrutada por ambos en completa complicidad. ¿Qué más magia puede significar, el que desde el amor y la creatividad procures a tu pareja y él o ella te corresponda de la misma manera a ti?
Bueno, pues manos a la obra para que liberes de tu interior la creatividad e intuición que, como si fuera un libro de magia, seguramente te guiará desde el amor. Para crear algunos hechizos que favorezcan que tu relación se mantenga viva y vibrante a través del tiempo.
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Vídeo Relaciones de pareja sanas