Si te decimos que la productividad es evitar desgastarte en lo que no es importante, ¿Qué piensas? En la sociedad actual se confunde ser productivo con estar ocupado. Si compartes esta idea, seguramente tienes la agenda llena de obligaciones y no de satisfacciones. Así que en este artículo te ayudaremos a construir un significado de la productividad financiera más saludable.
Saber definir tus prioridades es fundamental para una vida productiva. Esto suena muy básico, no obstante, en la práctica no es tan fácil tener claro qué elegir. Además, de las múltiples opciones y no saber cuál es mejor, también está la falta de autoconocimiento.
Pero, ¿Qué tiene que ver conocerte a ti misma con el dinero? Mucho. Saber cuáles son las creencias que te dirigen, qué dispara tus emociones, distinguir la diferencia entre tus necesidades y deseos, es importante para saber qué es importante para ti. A eso le puedes sumar no confundir tus intereses y preferencias con exigencias ajenas.
Por lo tanto, conocerte a ti misma influye hasta en la manera en la que manejas tus finanzas. Así que te mencionamos cuatro características que se presentan en la productividad financiera. Esto con el propósito de que reflexiones si son parte de tu manera de pensar. Recuerda, que nuestro interés es ayudarte a revisar esos temas difíciles para que descubras qué quieres en realidad.
Tener criterios de decisión simple
Si alguna vez has pasado por una tienda y quieres comprarlo todo, es probable que no distingas entre lo que necesitas y lo que te gusta. Tal reconocimiento es importante a la hora de gastar tu dinero. Si no hay un propósito claro de tu compra, vas a derrochar tus recursos en cosas que no necesitas.
Menos, es más. Este criterio no es conformismo ni ausencia de superación. En la medida de que tu vida diaria y las decisiones que te corresponde tomar sea un proceso sencillo para ti, entonces tus prioridades son claras. Esto también aporta tranquilidad al saber qué puedes hacer ante la situación que se presenta.
Revisa tu significado de libertad
Ser libre no es hacer lo que te provoca. Eso es impulsividad, pues implica que no consideras las consecuencias de tus decisiones. Cada elección tiene un costo, ya sea a nivel corporal, emocional o material. Y no pensar en esto es un acto de evasión de la conciencia.
No plantearte las consecuencias de tus actos, no evitará el efecto que tendrá en tu vida. Ser libre implica que sueltes lo que no te ayuda a construir bienestar. También que sepas administrar tus recursos internos y externos. No romantices la idea de un mundo sin responsabilidades u obligaciones. Mientras más en cuenta tengas la realidad de tu contexto, más sencillo será para ti tener resultados satisfactorios.
Elige metas accesibles
La creencia de que somos capaces de lograr lo que sea si así lo queremos, es un arma de doble filo. Conocer hasta donde puedes llegar sin romperte, es más efectivo y te cuidará de las batallas innecesarias. No siempre logras lo que quieres, aunque te esfuerces. Así que define lo que quieres lograr en función de que tan accesible es alcanzarlo.
Define los resultados a alcanzar
Establece resultados específicos para tus finanzas. Por ejemplo, cuánto quieres ahorrar en un determinado tiempo. O tal vez, la posibilidad de incrementar tus ingresos haciendo algo más. Lo más importante es que verifiques constantemente que tus acciones te lleven a resultados medibles y tangibles. No tienen que ser extraordinarios, aunque sí observables y disfrutables.
Cuida tu dinero con cariño y dedicación. Al ser un instrumento apreciado por ti, trátalo como el interés que le das a un ser querido. No desgastes tus recursos en cosas que no te lleven a nada, y ten presente que la mayor riqueza está dentro de ti.
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