Ya ha pasado la euforia que te envuelve cada vez que inicias algo. Esa que te hace prometer lo que nunca has hecho, decir que todo va a cambiar radicalmente y mucho más. Estás en confrontación con tu realidad. Tienes pocos o ningún resultado concreto de tu lista de cosas por hacer. La frustración e impotencia se apodera de ti. No sabes qué pasa contigo. ¿Por qué te cuesta tanto ser constante con tus metas financieras?
Esta es la pregunta del millón, cuya respuesta es difícil de descubrir. Para ello necesitas saber cómo funcionas en tu mundo. El contexto que te rodea, las creencias que sostienes y las decisiones que tomas son las coordenadas que dirigen el camino que transitas.
Tal vez iniciaste este ciclo prometiéndote incrementar tus ingresos. O piensas que el reflejo de tus logros es gastar. Te cuidado, tal vez te estás dejando llevar por los espejismos que ofrecen por ahí. Que alguien te parezca exitoso financieramente hablando, no significa que lo sea. Deja de anhelar lo que crees que te falta y empieza a validar y fortalecer en ti lo que ya tienes.
Para ello, te sugerimos tres ideas para que puedas ser constante con tus metas financieras. Ya basta de girar en círculos. El tiempo es un recurso no renovable, y sigue su curso hagas o no hagas.
Conócete a ti misma
Saber en qué gastas, qué te impulsa a comprar, cuánto ganas y cosas así son lo principal. Las metas financieras no tienen sentido si no sabes qué te sostiene o cuáles son tus recursos y habilidades para lograrlas. Deja de romantizar la visualización y los rituales de manifestación como único medio para obtener lo que quieres.
Una mujer adulta necesita información para tomar decisiones. En este caso, se trata de saber cómo diriges tu mundo financiero. Y, aunque el contexto que te rodea sea difícil, de tu sustento sólo te puedes ocupar tú. Para hacerlo necesitas ser consciente de la persona que eres y cómo actúas en tales circunstancias.
Construye un presupuesto
Necesitas ajustarte a lo que ganas y no gastar en función de lo que te gustaría tener. Esto puede ser lo más difícil para ti. Es posible que pienses que la pobreza se trata de no poder comprarte lo que te gusta. Sin embargo, se trata más bien de no saber administrar tus recursos y vivir en urgencia frecuente cuando tomar otras decisiones te darían más tranquilidad. Lo que te hace exitosa no es cómo te ves o lo que puedes comprar. Se trata de cómo te sientes con respecto a la forma en la que manejas tu vida. Tener un presupuesto y determinar previamente en qué gastar, te ayuda a mantenerte firme en tus metas.
Elige metas ajustadas a tu realidad
Pasar de deber dinero a tener grandes cantidades de ahorro no es un paso sencillo. Así que replantéate la idea de querer más dinero si no sabes honrar tus compromisos. Menos es más fácil de construir y, por lo tanto, te ayudará a desarrollar la confianza en la capacidad de lograr lo que quieres. Empieza con cosas sencillas y firmes. Así se fortalecerá tu constancia para cumplirte a ti misma.
Si te cuesta ser constante con tus metas financieras, reflexiona. Busca en tu interior qué te impide lograrlo y has los ajustes necesarios. El éxito no es el producto de los deseos, sino de la capacidad de elegir metas alcanzables que te permitan disfrutar tanto del proceso como de la obtención de lo que deseas.
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