Aprendí a cocinar más sanos los alimentos, para personas con necesidades especiales que presentan algún tipo de intolerancias o alergias alimentarias.
Debo admitir que no fue fácil, debí cambiar mi manera de cocinar hasta el momento. Aprender sobre ingredientes nuevos, experimentar combinaciones de los alimentos permitidos, adaptarme a los nuevos sabores.
Dada la condición de mi hijo, estaba empeñada en lograr que la transición fuera lo menos traumática posible. Mi deseo era que mi pequeño mantuviera una relación positiva con la alimentación y no terminara por percibir la comida como un castigo.
Y así, con muchas dudas, desinformación e inexperiencia en el tema, comencé a experimentar en mi cocina. Debo confesar que mis primeros intentos fueron un desastre y mi hijo rechazaba casi todo lo que le preparaba.
Realmente fue frustrante y desesperante porque él no quería comer y estaba bajando de peso. Mi familia me decía que no exagerara, que estaba muy chiquito y que sentían lástima porque él no pudiera comer su comida y postres preferidos.
Por un momento pensé en dejar todo y continuar con la alimentación tradicional, pensaba que al menos así comería algo. Hasta que entendí que tenemos una relación equivocada con la comida.
Los alimentos son para nutrir el cuerpo
Los alimentos sacian el hambre y nos generan sensaciones placenteras cuando comemos algo que nos agrada. Pero la función esencial de la comida es aportar los nutrientes necesarios para que nuestro organismo funcione correctamente.
Entonces entendí que mi hijo se merecía todo mi esfuerzo y dedicación. Logré ofrecerle platos y postres nutritivos, respetando sus intolerancias.
[bctt tweet=»Entonces entendí que mi hijo se merecía todo mi esfuerzo y dedicación. Preparé delicias, respetando sus #intolerancias.» username=»armoniafrevista»]
Es verdad que debo dedicarle más horas a la cocina. Pero una vez que entendí la importancia de una adecuada nutrición, comencé a cocinar con más esmero y dedicación.
Entonces mi miedo al fracaso fue cediendo terreno a la confianza en el proceso y en mis capacidades para cocinar lo que mi pequeño necesitaba. Su salud era mi prioridad.
Hoy en día, logramos adaptarnos amorosamente a la dieta especial, sin sentir rabia, molestia, frustración o ansiedad. También descubrí en mí una gran pasión por la cocina saludable.
Tengo una habilidad para crear nuevas recetas o adaptar las tradicionales. Este tipo de dieta resulta beneficiosa para la salud física, mental y emocional de todos aquellos con intolerancias alimenticias.
Esta transformación impulsada por el amor de madre, la pude alcanzar cuando me hice consciente de que poseía los recursos necesarios. Debía confiar en mis habilidades y capacidades.
Entendí todos merecemos una alimentación balanceada, nutritiva y deliciosa que se adapte a nuestras necesidades y condiciones.
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