Por lo general la abundancia la asociamos con tener mucho de algo, casi siempre de cosas materiales. Olvidando lo abundante que somos desde el interior de nuestro ser.
Esto lo descubres en la medida que te permites reconocer tus estados emocionales y creencias limitantes. Desde la infancia te atan a la carencia.
No es fácil reconocer las emociones que te llevan a sentirte en escasez permanente, pues tu entorno vibra de esa manera. Es lo que has tenido a tu alrededor y es fundamental reconocerlo.
Hoy se comprende que todo cambio se gesta dentro de tu interior, y no afuera.
Es momento de reconocer que eres una persona que ha venido a este mundo a realizar una hermosa misión de vida. Se requiere que te veas a ti mismo, desde lo abundante y con maravillosos dones que Dios te entregó.
Cuando nos hacemos conscientes que vinimos completos a este mundo, comenzamos a enfocar nuestra atención y nuestros pensamientos en ello.
Lo abundante que soy me permite vivir mejor
Esto nos conduce a preguntarnos para qué nos sirve y cómo se puede servir a los demás. Parece sencillo, sin embargo, se requiere transitar un largo camino de reconocimiento y aceptación.
El paso para el cambio es una la línea delgada entre lo que se ha sido y lo que se está reconociendo. Una vez que se pasa ya todo es diferente.
Es fundamental creerlo y solo se logra cuando se siente y se vive cada momento, cada circunstancia. Cuando se va asimilando que la perfección no existe.
Soy un ser completo en proceso de reconocimiento, aprendiendo a vivir desde lo positivo. También desde mis fortalezas y en cada momento de aceptación, me descubro con más de ellas.
Y ¿saben cuál es el secreto para descubrirlas? reconociendo las debilidades, aceptándolas y soltándolas. Como dice Eckhart Tolle, es como un cubo de hielo derritiéndose en el agua templada, es la mejor ilustración que he tenido.
Agradezco a Dios infinitamente por cada paso que doy para darme cuenta de lo abundante de mi ser interior. Es un acto de amor hacia nosotros mismos, reconócelo, disfrútalo y entrégalo.