¿Sabías que las marcas más valiosas a nivel mundial no existían hace 20 años? ¿Qué hace que un negocio se expanda y se multiplique como una célula viva en este planeta? La característica básica es la resiliencia o la capacidad de aprender de sus propios errores y crecer a partir de ellas. En este artículo te voy a contar cómo vivir la resiliencia a través de 3 poderosos mandamientos.
Enamórate del Propósito, no del Producto
Hay muchos emprendedores con ideas fabulosas de productos casi milagrosos. El problema comienza cuando esta pequeña iluminación la queremos congelar y nos negamos a hacerla evolucionar. Un ejemplo claro es la de Blackberry con sus teléfonos inteligentes. ¿Te acuerdas de la sensación que producía tener un teléfono con tantas teclas? Tristemente, ese enamoramiento del diseño fue lo que los sacó del mercado de los teléfonos inteligentes. Se les olvidó que su propósito era comunicar, no teclear.
Ten presente que vas a tener una idea que irá mutando a medida que pasa el tiempo. No te aísles en el delirio por tu producto, sobre todo en el diseño. Recuerda que todo cambia y aprende del mercado.
Enfócate en la Misión, no en la Marca
¿De dónde sacamos los emprendedores esta obsesión por tener un logo perfecto antes de tener claro a qué nos vamos a dedicar? El logo de Nike costó 35 dólares y el de Google fue elaborado artesanalmente por su propio fundador. Si, sabemos que es posible que tú te conviertas en el próximo súper éxito del Universo, pero mientras estés comenzando, enfócate en tu misión, eso que vas a hacer todos los días.
¿De qué te sirve tener una identidad de marca si aún la gente no es capaz de entender a qué te dedicas? Primero la esencia, después la apariencia.
Entusiásmate por el Cliente, no por su Dinero
Una vez que tienes claro tu propósito en el mundo y la misión que vas a realizar cada día, entonces viene la clave secreta de un negocio resiliente: enfocarte en tu cliente, no en su dinero. Ya quedó atrás la era de emprendedores que hacían cosas por negocios y de clientes que lo único que les interesaba eran las transacciones. Estamos en un mundo más humano (lo creas o no) y la clave está en crear relaciones sinceras con esas almas que valoran lo que les ofreces.
El cortoplacismo en los negocios es tentador, pero las relaciones auténticas donde ves crecer a tu cliente es mucho más enriquecedor. Escucha a tu cliente, conócelo como tu alma gemela y obsesiónate por hacerlo feliz.
Ahora seguro estarás pensando que ¿Dónde está lo resiliente de algo que parece ir tan bien? Pues está en que, a medida que vas puliendo tu propósito, enfocando tu misión y comprendiendo a tu cliente, muchas cosas van a cambiar dentro de tu negocio. Posiblemente te verás cambiando logos, slogan, paletas de colores, sistemas de trabajo. Pero todo lo harás con amor, para servir mejor y desde el alma.