¿Tu criterio es que riqueza y dinero son lo mismo? Hemos crecido con la idea de que el dinero es escaso, limitado y que hay que aferrarse a él para que no se vaya. ¿Qué pasa cuando tomas una decisión errada y sencillamente el dinero se acaba de la noche a la mañana? Hoy aprenderás la magia que ocurre cuando se acaba el dinero.
La riqueza según la economía
La economía es al dinero como los países son a las personas: sólo una descripción general de las masas. Por eso es tan fácil perderse. Utilizamos el comportamiento de la masa como una guía para decidir en nuestra individualidad. Luego nos quejarmos cuán mal estamos todos.
En la economía, la riqueza está marcada por la tenencia, no por el acceso. Es decir, que soy rico mientras más bienes o posesiones materiales tengo, incluyendo el dinero. En contabilidad se le llama activos, y es el conjunto de lo que poseo en el terreno de lo material o inteligible. Entonces creemos que el camino es el de la acumulación, para tener más y ser dueño de más.
La riqueza desde el alma
Pero resulta que, quienes más tienen, no andan por el camino de la acumulación, sino por el camino de la circulación. Prepararse para dar cada vez más, ofrecer lo mejor de sí mismos y crear relaciones de total confianza. Quienes son ricos, no lo son por lo que tienen, sino por lo valioso que se reconocen cada día.
Conozco muchas personas que acumularon para sentirse seguros. Hasta que no se les acabó el dinero, no se dieron cuenta que nada material describe la riqueza verdadera. Incluso sin dinero, puedes llegar muy lejos si comprendes quién eres en esencia y lo que tienes para ofrecer. Muchas personas han descubierto el amor propio luego de un traumático divorcio, otros han descubierto sus talentos luego de ser despedidos del empleo que les pagaba las cuentas, otros se han enterado que son valiosos para el mundo luego de perderlo todo.
El dinero es como la marea, que cuando se retira nos permite ver con claridad la verdadera riqueza que se oculta en nuestro ser. No conozco inversionista exitoso que no haya comenzado perdiendo dinero, ni empresario que no haya quebrado, y mucho menos migrante que no se haya quedado sin nada.
Porque cuando tu cuerpo ya no tiene donde apoyarse, descubres que tienes alas para volar.
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