En un momento de mi vida la frase que escuchaba con mayor frecuencia era «hay que tomar acción». Se usaba refiriéndose a diversos temas tales como resolver los problemas, ganar más dinero. También sobre crear una vida fabulosa. O para comprar alguna certificación con la promesa de que me iba a dar lo que no había conseguido hasta ahora.
En ese entonces esto me hacía mucho ruido. Posiblemente al ver mi propia parálisis ante lo que «sabía que tenía que hacer». Y como soy una curiosa no pude evitar preguntarme, si es conocido por muchos los beneficios de tomar acción ¿por qué cuesta tanto ponerse en movimiento?
Me di cuenta que este requerimiento tiene una profundidad que no logra captarse a través de las palabras. Entre las cosas que impiden ponerme en acción, se encuentran:
Estar persiguiendo el deseo de otro
La sociedad tiene muy bien tipificado el éxito. Una buena profesión, un estilo de vida lleno de comodidades, incluso alcanzar lujos. Todo esto se persigue con la esperanza de ser feliz. Resulta que no me funcionó, al principio creía que había algo mal en mí.
Me acusaba de no esforzarme lo suficiente, también llegué a considerarme víctima de la mala suerte. Hasta que me di cuenta que este concepto no representa mi definición de éxito. Fue en ese entonces en donde inicié un trabajo interior para crear mi propio significado, encontrándome amante de lo simple y la tranquilidad. Para algunos quizás mi vida sea aburrida, como yo lo veo, es riqueza en estado puro.
Hacer del «sueña en grande» una trampa
Existe un miedo irracional hacia la simplicidad. La mayoría cree que si sus metas son simples se van a quedar atrapados en el conformismo y la mediocridad. Lo que no se dan cuentan es que mientras más lejano hagan su sueño de quienes son ahora, menos posibilidad tendrán de llegar a donde quieren.
Lo que vale es lo que hagas, no lo que imaginas. Sin duda alguna todo empieza en el pensamiento, pero para hacerlo realidad hay que crear la experiencia. Solo así podrás comprobar si lo elegido es lo mejor, lo que querías y sobre todo el poder verificar si eso te hace sentir bien. Es necesario establecer cambios que signifiquen pequeños ajustes a tu rutina. Recuerda que mayor valor tiene una pequeña acción cada día que grandes planes a la espera de la gran oportunidad. Tú eliges.
No tener una estrategia
Recientemente en una investigación personal me encontré que muy pocas personas generan estrategias para sus planes. Esto es terrible para la mente, pues no le da espacio a los cuadros comparativos que necesita para crear la confianza en lo que se hace.
Una estrategia no te garantiza el resultado que quieres, aunque te permite dividir tu proceso en acciones realizables desde tus recursos presentes. Es un paso a paso descriptivo o una hoja de ruta en donde puedes reconocer que tu logro se basa en el proceso y no en el resultado. Es maravilloso guiarse por la intuición, sin embargo, es necesario crear estructura para llegar lejos.
Tomar acción nunca será sencillo si tenemos asuntos no resueltos, existe baja autoestima o no tenemos claridad de lo que deseamos de la vida. Concéntrate en considerarte un ser completo y cada paso se sentirá natural y fluido.
Hasta la próxima reflexión.