¿Sabías que experimentar un sentimiento te transforma sin importar cuál sea que estés experimentando?
Una vez que comprendes esta realidad inherente, descubres que hay que enfocarse en los sentimientos que generen en ti resultados positivos observables en tu cuerpo. De una manera u otra, desechar los que causan resultados pobres en tu bioquímica. Ya con esto podemos deducir que el entusiasmo, así como otros sentimientos, transforma la bioquímica de tu cuerpo.
Hoy quiero explicarte cómo el entusiasmo funciona en ti y además cómo se relaciona con el talento.
Si hablamos de la etimología de la palabra entusiasmo verás que proviene del griego enthousiasmós. Quiere decir algo así como ‘rapto divino’ o ‘posesión divina’. El sustantivo griego está formado sobre la preposición ‘en’ y el sustantivo theós ‘Dios’. Esta definición muestra que cuando este sentimiento se apodera de ti estás en perfecta congruencia con Dios convirtiéndote en un canal para su expresión.
Cuando una idea que te alienta entra en tu mente ya has pasado por la inspiración. Es decir, ya conectaste con esa fuente inagotable y por eso te has inspirado dando paso a la imaginación. Son esas imágenes que te llegan las que te entusiasman a seguir.
El entusiasmo transforma
¿Cuántas veces has sentido que deseas hacer algo, porque lo quieres hacer y sin siquiera haberlo hecho, ya sientes en tu cuerpo una emoción que caracteriza al entusiasmo?
El entusiasmo sucede cuando te ves como parte de un proceso positivo que sueñas e imaginas y por eso te genera regocijo. Es decir, ya te infiltraste en esta escena futura, y por eso ese sentimiento de entusiasmo se apodera de ti.
Cuando creas esa imagen mental que te entusiasma. No sólo generas cambios en la química de tu cuerpo. También cambios en las conexiones neuronales que se forman en tu cerebro.
Por ejemplo, cuando fijas tu atención en algo que te apasiona. Digamos la creación de un nuevo negocio donde vas a ofrecer tus servicios como diseñador (algo que amas hacer). Comienzas a imaginarlo, estás pintando una imagen en tu cerebro que el subconsciente no tiene idea si es real o ficticia.
Esta imagen que genera entusiasmo, es la que te hace sentir bien. Creando lo que yo llamo “caminitos mentales” que no son más que uniones neuronales que al ejercitarlas se vuelven fuertes.
Estos pensamientos o imágenes que están en tu mente y que te hacen sentir entusiasmo, tienen ahora más posibilidad de convertirse en realidad. Al imaginar el cuerpo ya recibió esa sensación de entusiasmo. Por lo que produce químicos que confirman ese sentimiento satisfactorio, como si ya habría ocurrido en la vida real.
Ahora llega la parte interesante, y es su relación con el talento. Cuando tú haces algo para lo que eres bueno, que te gusta, y aparte de ello tienes una visión de este talento aplicado, generas un sentimiento de entusiasmo más fácilmente.
¿Por qué es más fácil hacerlo desde el talento?
Porque estás contando con ejecutar algo que te gusta, para lo que eres bueno y que generará un resultado positivo. Esta última parte la agregas tu con tu forma de pensar.
He ahí la clave. Si en el proceso se presenta un miedo porque crees que el resultado será negativo, el entusiasmo desaparece. En cambio, tu cerebro estará reemplazándolo por un sentimiento de impotencia o duda. Generando los químicos indeseados en tu cuerpo.
Recuerda siempre que de acuerdo a lo que pensamos generamos las sustancias químicas en nuestro cuerpo.
Ya que sabes que una excelente forma de generar entusiasmo es utilizando tu talento, no esperes más. Ponte en camino a encontrar ese talento que te hace sentir el entusiasmo, y recuerda cuidar tus pensamientos para no dejar entrar al enemigo número uno que es el miedo. Si vas por el camino correcto, la bioquímica de tu cuerpo te lo hará saber ya que experimentarás sensaciones placenteras especialmente a nivel del corazón.