Se llega el fin de año y lo primero que piensas es en celebrar. Ya sea que tu negocio haya florecido o que hayas cumplido algunas o todas tus metas.
Hoy te invito a celebrar. No dejes pasar esta oportunidad porque los beneficios de hacerlo son mucho mayores de lo que te imaginas.
Cuando hablo de celebración me refiero a darte un tiempo para sentirte bien por lo que hiciste este año. Por lo vivido y compartido, así no se hayan dado las cosas como las deseaste.
Hoy te escribo para compartir contigo los beneficios que trae para tu corazón y cerebro el simple hecho de celebrar. Te hablo de reflexionar para rescatar las experiencias que durante tu año te hicieron crecer. También mejorar como ser, avanzar en el camino que te trazaste o en tu vida en general.
Una cosa es cierta, aun creyendo que no tienes nada porque celebrar, la auto-reflexión te mostrará que estás equivocado. Incluso en las situaciones más difíciles existe el crecimiento. Es en esos momentos en los que aprendes algo nuevo y se te revela el porqué pasaste por ellos.
¿Por qué celebrar?
Antes de comenzar escribe 3 razones por las que celebras. Si tu año fue muy duro visita las situaciones y encuentra las lecciones, entonces verás las razones claramente.
Vas a celebrar por tres razones primordiales. Al leerlas aplícalas a tus propias vivencias y comprueba si se manifestaron en ti:
1- Celebrar cambia la fisiología de tu cuerpo.
Para comenzar trae de nuevo a tu mente lo que aprendiste, obtuviste, avanzaste o aquello específico que te hace celebrar. Pregúntate: ¿Cómo se siente en tu cuerpo?
He aquí la razón poderosa para hacerlo. Cuando celebras liberas endorfinas visitando una y otra vez la situación y por ello vibras más alto.
Cuando permaneces más tiempo en una memoria positiva, benevolente y feliz estás entrenando tu cuerpo, mente y corazón para permanecer en este estado positivo. Esto a su vez hace que tu campo vibratorio se eleve y atraiga más de lo mismo.
Este ejercicio actúa como un agente que le da una pista a tu vida y a lo que te rodea, de lo que deseas para el año que está por venir. Créeme, el campo vibracional escucha.
2- Celebrar cambia tu psicología.
Al enfocarte en lo que celebras entrenas tu mente de manera tal que espera más de lo mismo. En cambio, cuando no celebras, entrenas a tu cerebro a darle poco valor a tus logros y por ende los comienza a ver como comunes. En el peor de los casos esta actitud de no celebrar refuerza la creencia del merecimiento. Es como si estuvieras castigándote por no haber hecho lo suficiente.
Recuerdo que de pequeña me decían que no había que celebrar logros académicos, personales y otros. Yo era una de aquellas niñas que siempre izaba la bandera por obtener buenas notas. Eso era lo que “se esperaba de mí”. Fueron muchas las ocasiones en las que me sentí feliz de ser la primera de la clase, la elegida para participar en intercolegiados de matemáticas, o por ser la escogida en la obra de teatro, sin embargo, mis padres muchas veces ni se dieron cuenta o no lo celebraron. Comencé a sentirme y a decirme que eso era lo “normal,” y de allí mi psicología morfó en lo que me ha tomado mucho tiempo cambiar: comencé a enfocarme en más esfuerzo con el fin de merecer. Que no te suceda lo mismo a ti.
3-Celebrar en compañía de otros refuerza tus relaciones y atrae el éxito.
No hay duda que cuando celebras con quienes amas haces estas relaciones más potentes llenándolas de buena vibra.
Cuando existe la unión y la celebración en conjunto fuerzas no aparentes crean una energía mayor. Esa energía no se disipa o desaparece, por el contrario, la liberas y la esparces.
Como ves, celebrar trae grandes beneficios a pesar de que para muchos no haya porque hacerlo. Mírate interiormente, evalúa tu año con ojos benevolentes y te darás cuenta de cuánto has avanzado. Celebra así sea por algo que consideres pequeño para ponerte en el estado más beneficioso para ti y para los que te rodean, lo que reconocerás como un estado de energía positiva.