¿Tienes un cuerpo para la vida? Los seres vivos somos sistemas abiertos que intercambiamos materia y energía con el medio ambiente. Esto ocurre a través de mecanismos que controlan las entradas y salidas. Es decir, la ingesta y excreción de nutrientes y sustancias de desecho. Esta función no es exclusiva. Las máquinas también intercambian materia y energía con el medio externo. Los motores, por ejemplo, reciben por una entrada el combustible y al producirse la combustión se produce energía que realiza un trabajo y se libera calor y gases residuales. Sin embargo, los seres vivientes, tenemos otras características que nos son únicos. Estos son: el metabolismo, la capacidad de autorregulación y la reproducción.
Los procesos del cuerpo
A diferencia de un carro que cuando se le gasta una llanta debe cambiarla, nosotros tenemos una inmensa capacidad de regenerar nuestros tejidos. Esto ocurre gracias al proceso conocido como metabolismo. Este cuenta con una fase de regeneración y reconstrucción celular llamada anabolismo. Y otra descomposición y desintoxicación que se llama catabolismo. El equilibrio de ambos procesos permite la renovación de las estructuras y sostienen la vida.
Entre el orden y el caos
La otra capacidad sorprendente que nos caracteriza además de la reproducción es la autorregulación. Es esa capacidad del medio interno a pesar de los cambios que ocurran en el exterior. Existen 2 fuerzas poderosas en la naturaleza conocidas como: la entropía (el Thanatos de los griegos). Una fuerza universal que impulsa al desorden, a la desorganización y al caos. También está la anatropía (el Eros de los griegos). Se le opone como un impulso a la organización, al orden y a la coordinación. La dinámica de la vida es posible en la medida en que la anatropía contrarresta la entropía.
En los seres vivos, el principio regulador que equilibre estas dos fuerzas se conoce con el nombre de homeostasia. Si en el sistema predomina la entropía, entonces, se acentúa el desequilibrio. También el desgaste y la enfermedad y si se impone sobreviene la muerte. Si por el contrario la balanza se inclina hacia la anatropía, el equilibrio, la regeneración y la salud sobrevienen. Cuando un organismo muere, cesa la anatropía, y la entropía se hace infinita.
¿Qué es la salud?
Lo que llamamos salud y enfermedad son los extremos de un mismo fenómeno. Por eso, prefiero considerarlos como una sola palabra unidas por un guión: “Salud-Enfermedad”. Es un proceso de equilibrio dinámico (homeostasis) entre las fuerzas que impulsan a la vida y las que impulsan a la muerte (Eros y Thanatos) que ocurre en un organismo y su ambiente – material y espiritual -. Permite la supervivencia. En ,condiciones que pueden ir desde la plenitud y el disfrute, hasta la minusvalía y la incapacidad. Es un equilibrio inestable, que permanentemente se encuentra ajustándose. Equilibrando las entradas y las salidas, los mecanismos defensivos y los de desintoxicación y regeneración.
La responsabilidad de nuestro cuerpo
Somos los únicos responsables de atender las necesidades y de resolver los conflictos que experimentamos.
La vida persiste mientras triunfe la adaptación y la capacidad de transformación y renovación. En el momento en que dejamos de ser flexibles y adaptables, nos trancamos de mente. Comenzamos a envejecer y sobrevienen la rigidez y el estancamiento. Vida es sinónimo de flexibilidad, de adaptación y de transformación. Estas son las mismas características de la juventud. Las mismas que permiten conservar la salud y la organización interna. Muerte, por el contrario, se asocia con la rigidez y el estancamiento. Al igual que la vejez y la enfermedad es producto de la acumulación de tóxicos, la degeneración y desorganización de las funciones celulares.
Entonces estos procesos son tan dinámicos que pueden variar de un momento a otro. Por ejemplo, cuando estamos sometidos a una situación de estrés se debilitan las defensas inmunológicas. En cuestión de no más de 6 horas de inmunoglobulinas M (IgM) disminuyen su concentración en la saliva. Lo cual, puede desencadenar una faringitis o una gripe o cualquier otra enfermedad. En un tiempo semejante se restablece el organismo y suben las defensas nuevamente al restaurarse la armonía interna. Así de sencillo y de frágil es el sistema equilibrio.
Sentirse bien, estar sano y controlar su destino son el producto de una elección y decisión personal.
Factores que influyen en la salud
Es importante que reconozcamos que cada uno de nosotros tienen la capacidad de crear las condiciones más adecuadas que inclinen la balanza hacia el lado de la salud. Los aspectos de la vida que afecta a la “Salud-Enfermedad” son principalmente todo lo relacionado con los hábitos, el ambiente, el tratamiento médico, y la herencia. Deberíamos ser responsables de lo que comemos, de lo que hacemos y omitimos, de lo que pensamos y sentimos, etc. Esto significa que las personas hasta cierto punto tienen poder de decisión sobre su salud y que todos estos factores pueden ser modificados por el individuo.
No solamente podemos tener control sobre nuestros propios hábitos, sino que también podemos modificar nuestro ambiente o en el peor de los casos podemos decidir cambiar de ambiente. También tenemos injerencia sobre el tipo de asistencia médica a la cual pedir ayuda, podemos escoger entre una medicina curativa o una medicina preventiva, una medicina que controla los síntomas pero que no sana al enfermo, supresora, intoxicante, invasiva e interventora con complicaciones, u optar por una medicina sanadora, prebiótica y más natural, que se oriente a las causas y sea desintoxicante y regeneradora.
Finalmente, me atrevo a afirmar que también podemos modificar los aspectos genéticos y hereditarios. Recordemos que los genes guardan la información de todas esas habilidades que van surgiendo al interactuar con el ambiente y desarrollar mecanismos adaptativos para sobrevivir a los cambios ambientales. Hemos evolucionado para mantenernos sanos y sobrevivir, por tanto, las enfermedades crónicos-degenerativas como las alergias, el asma, la artritis reumatoidea, el mismo cáncer y tantas otras, son una aberración de la naturaleza que tuvieron una causa y un principio reciente, y luego fueron codificados genéticamente. Si se elimina la causa que lo determina, la naturaleza regresa a lo que le es natural y fisiológico.
Nadie es culpable de lo que nos sucede, somos los únicos responsables de nuestras vidas.
Fuente: Salud Integral y Medicina Holística
Dr. Efraín Hoffmann
Ver también La honestidad y la salud