Por favor nona, ayúdame a hacer las tareas, tú lo haces excelente. Fue el comentario que me hizo mi nieta de 7 años al preguntarle si tenía actividades para realizar en casa. Luego nos dispusimos a trabajar, sin embargo, en mí quedó la inquietud de su expresión.
Cuando terminamos, ella haciendo y yo apoyándola le pregunté que era para ella ser excelente.
Bueno nona, cuando yo no entiendo algo, tú me explicas muchas veces hasta que yo lo comprendo. Y tú cantas conmigo para aprenderme la tabla de multiplicar y no me regañas. Además, me gusta como tú me enseñas a leer y como lees los cuentos para irnos a dormir.
Entonces me pregunté, cómo te sientes cuando estás con los niños en sus faenas escolares.
Comprendí que por encima de cualquier cosa está la disposición amorosa de apoyarlos. Algo distinto de anularlos haciéndoles sus actividades. Mi actitud ante ellos cuando les canalizo sus tareas es de intentar por sobre todas las cosas que ellos se sientan cómodos. Con buena actitud y abiertos a recibir cualquier ajuste que sea necesario hacerle a su actividad. Por supuesto a que asimilen el contenido y que vean la práctica en la vida cotidiana.
Su actitud depende de la mía
Ser tolerante, permisiva, ser cada día mejor persona me ha llevado a integrar esas cualidades, entiendo que me dispongo para ello. Mi nivel de energía elevada y la firme determinación de estar en modo positivo.
Es un estado de conciencia que se va adquiriendo con la experiencia, con cada vivencia y con la firme convicción de querer hacerlo cada día mejor.
Ser excelente entonces guarda relación con el tema de la superación personal. Rememore así, episodios con mi hija en su edad escolar. Cuánto se evoluciona, con cada situación vivida, claro está si así lo determinas. Y eso solo se logra cuando aprendes a descubrir lo que sientes y cómo te sientes con cada acontecimiento.
La mejor manera de alcanzar la excelencia, no es la perfección, no es de humanos. En cambio, sí cuando lo que haces te modifica el comportamiento y te hace sentir bien, estarás siéndolo.
Te invito a reflexionar al respecto y agradezco a mi nieta que me indujo a hacerlo.
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