La familia, funcionales o no, es ese núcleo de donde todos partimos. La gran mayoría intenta preservar sus lazos, incluso inconscientemente. Dentro de ella, se manifiestan muchas dinámicas. Unas más armoniosas que otras, pero independientemente de ello, lo cierto es que todo lo que suceda en ella, nos ayudará para convertirnos en mejores personas. Si así lo decidimos.
Conozco una historia muy cerca. Es de unos hermanos a los cuales sus padres abandonaron. Pasaron por cualquier cantidad de maltratos y hambre. Tuvieron una infancia muy dura. Pero, al llegar a su vida adulta, cada uno tomo un camino diferente en esa historia vivida. Uno para convertirla en un motivo para superarse. El otro para llevar su vida por un camino de daños a sí mismo y soledad.
La familia un pequeño laboratorio
Así que la invitación es que veamos a nuestra familia como un pequeño laboratorio donde sin importar que tipo de vivencias tengamos, nos sirvan como catapulta para reforzar nuestras fortalezas y descubrir nuestras áreas de mejoras, potenciar la luz en los lugares oscuros de nuestro ser, y convertirnos en seres humanos excelentes, porque la excelencia no es un fin es un camino y una forma de vivir.
La excelencia es como esa utopía de la que hablaba Eduardo Galeano. Que nos sirve para caminar, para hacer camino, para retarnos a nosotros mismos. Con cumbres cada vez más altas. Que mejor lugar para desarrollar esa habilidad, que un lugar seguro lleno de amor y empatía. Creemos ese espacio en nuestras familias para nuestros hijos.
Que la búsqueda de la excelencia en sus vidas, sea desde el amor propio y se forje como un hábito diario y no desde la competición con otros. Desde ahora ya sabes que la familia es ese primer espacio donde podemos forjar y experimentar la excelencia, así que podrás ponerla en práctica diariamente, ya que cada circunstancia te dará la oportunidad para ser mejor.