Los dichos populares no tienen desperdicio. Recogen la sabiduría ancestral del colectivo. Así que “cuando el río suena es porque piedras trae” a veces es tan evidente lo que tenemos que incluir para que pueda tomar mi lugar desde una vida más armónica. Justo ese tipo de personas “piedras” que no toleramos, precisamente “esa situación” que nos parece tan desdeñable.
Incluir no significa ir a abrazarse con aquello o con el otro. Significa decir en tu corazón:
Te doy un lugar de honra y respeto. Así como eres está bien y me permite a mí ser quien soy.
Es sencillo. Si no existiera la noche, ¿cómo reconocer el día? Sería imposible definir al uno o al otro sin la existencia de ambos. Y, solo tomando la intención positiva, la más oculta o la que más se desea hacer ver, entonces podremos fusionar los polos y hacer emerger algo más grande y mejor. En situaciones que aparentemente se muestran como opuestas, generalmente entendemos con el tiempo como conforman juntas algo mayor.
Los patrones que se repiten sistémicamente, de generación en generación. O en nuestras vidas. Van optimizándose casi como si se impregnaran de aprendizaje en cada vuelta. En cada generación o vivencia, haciendo surcos en las historias más sutiles, menos dolorosas. La experiencia previa nos va haciendo cada vez más rápidos y mejores.
Hay una benevolencia en el Campo Cuántico que poco a poco va desentrañando aquello “Oculto”. Lo va expiando, limpiando, transmutando. Si logramos verlo amorosamente pierde la connotación pesada de lo excluido. Logra convertirse en alto perdón que cambia lo que antes era vergonzoso, en un motivo de orgullo o de sobriedad moral.
Vivir con excelencia
La excelencia exige hacerse ver, desea mostrarnos algo. Busca reconocimiento. Pero, cuando ésta no incluye una visión amorosa a las “piedras” o “esas situaciones”, entonces deja de ser excelencia para convertirse en narcisismo, prepotencia ciega, tiranía.
Cuando se desea perfección constante a nivel sistémico, se habla de alguien excluido. Alguien oculto, que busca hacerse ver a través de las generaciones siguientes. En este sentido la etimología de la palabra es interesante. Viene del latín Excellentia. Diminutivo Cella cuyo significado coincide con cavidad, oculto, bodega, sótano.
Excelentemente humano
Para ser excelente se debe tener el conocimiento previo de cómo funciona el dominio o la actividad. No es casual que las víctimas en el sistema familiar produzcan descendientes que luego erijan causas en pro y defensa de los derechos. Incluso sin saber las historias pasadas, que los psicólogos busquen comprensión amorosa de los procesos humanos. Casi como sanando a particulares con la experiencia adquirida en la familia. Los contadores y administradores sanan desfalcos o estafas. Así, el campo actúa con sabiduría dándonos buenas cartas para comenzar la partida en equilibrio de lo que fue, para hacerlo diferente. Claro, siempre es una cuestión de decisión como usar el talento. Y concientizar que herencia kármica dejo a las próximas generaciones.
Nada queda pendiente en el cosmos, es imposible. Es como imaginar una especie de océano formado por millones de gotas. Que finalmente componen el mismo océano. Llamado TODO o UNO.
Dejar de repetir la historia sufrida, libera. Pero para eso hay que abrir el corazón. También la mente, dejar de juzgarlo a todo y a todos. Reconociendo que tan buenos somos. Aunque también de reconocer nuestros defectos o errores para poder mejorarlos.
A veces solo queda quedarse con el momento presente, asentir, decir: Sí, así como Es está bien. Y, en ese humilde acto de rendición, aceptación o contrición ver los resquicios de luz que más adelante serán los portales cuánticos para la manifestación de nuestra mejor versión.