Es un comportamiento aceptado condicionar la calidad de lo que entregamos. Todo en función de la recompensa. Es decir, si voy a ser aclamada, doy lo mejor. Pero de lo contrario, ni me acerco.
Lo aplicamos para cualquier actividad, incluso nuestras relaciones. “Sin gratificación no me muevo”, es el lema de muchos. Luego viene el reclamo porque no reconocen lo que hacemos. Esto es lo que para mí significa la mediocridad.
Quien ama lo que hace, entrega lo mejor de sí. Pues sabe que con su servicio está aportando sosiego y bienestar a quien lo necesita. Y cada persona que recobre la paz con lo que entrego, la quiero honrar de la mejor manera.
Pero primero quiero aclarar que ser servicial no significa “estar dispuesto a la explotación”. Todo tipo de abuso es un acto de violencia, por lo tanto no trae paz.
Tampoco significa vivir en las angustias de no tener tus necesidades cubiertas, mientras a quienes sirves están cada vez mejor. Descubre cuáles son tus límites. Es decir, encuentra el equilibrio entre estar bien y servir a los demás.
Dar lo mejor es amar
En lo personal, no me involucro con cualquier propuesta o situación. Sin embargo, cuando acepto participar, entrego todo lo que soy. Esto me ha traído satisfacción total.
También he tenido decepciones. No obstante, estas han surgido de mis falsas intenciones de dar. Es decir, cuando me digo que no importa la recompensa y sí importa muchísimo.
Al final se trata de cuán honesta soy conmigo misma. También con la claridad que tenga de mis necesidades. O qué tan definida tengo las intenciones de mis acciones.
Mi vida se ha simplificado mucho el último año. Ahora pongo más atención al amor y la paz. Esto me ha permitido entregarme con confianza. Debido a que puedo reconocer con mayor facilidad qué experiencia está resaltando el amor. O identificar lo que me hace sentir en paz. Es mi decisión.
Descubre en ti lo que significa servir. Qué te proporciona y qué aportas. Cuando eliges qué amar, siempre entrega tu corazón con calidad. Eso es excelencia.
Hasta un próximo encuentro.
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