¿Crees que lo que ofreces a otros no tiene mayor impacto en tu vida, que un montón de trabajo y dinero de retorno? Tanto si te has planteado crear negocio o sientes que tu empleo ya cumplió su función en tu vida, te cuento que, lo que creas te recrea.
La vida lineal
En el esquema de vida tradicional, todo parece ir en línea recta. Desde que nacemos hasta que morimos. Cumplimos con una larga lista de requerimientos sociales. Para encajar, ser aceptados por los que amamos y poder sentirnos seguros.
Pero este esquema, si bien fue muy importante a mediados del siglo pasado, cada vez tiene menos validez en las generaciones de relevo. Esta línea recta ya dejó de tener sentido. Hasta el punto de que tanta comodidad y seguridad nos está convirtiendo en seres depresivos. Tanto si todo funcionó a la perfección, como si aún estamos en la angustia de no cumplir con estos mandatos.
La forma como el ser humano ha ido innovando en su entorno, está a su vez creándolo de nuevo a sí mismo. Por ejemplo, algunos desarrollan una aplicación para resolver un problema. Que además, del beneficio personal se convierte en una satisfacción por la gratitud de los terceros que se benefician también.
La vida exponencial
Estos pasos agigantados en innovación. El efecto que genera en todos los demás que lo aprovechan, crean una onda expansiva que cambia de forma muy específica, aunque radicalmente, la vida del creador. Este es el mundo en el que vivimos, un mundo exponencial.
Vamos a verlo por el lado negativo, que seguro puedes reconocer más rápido. Basta que una persona reconocida escriba algo indebido en Twitter. En pocos segundos ya es un tema en auge no solo en esa red social, sino a través de otras. No importa si eliminó el comentario. Igual hubo alguien que capturó la imagen y ya no se puede echar atrás en lo que dijo.
Lo que creamos, nos crea. Más de una vez hemos visto a personas crecer como la espuma en una mínima acción, y ver cómo cae por una imprudencia impulsiva. En un mundo tan volátil, la consciencia de creación debe acompañarnos en cada acción que realizamos.
Negocios con propósitos
De la misma forma como hoy cualquiera puede impactar miles, también es posible crear cambios importantes en los demás, de ahí que sea una tendencia emprender, crear negocios.
Los costos asociados a un emprendimiento cada vez más se acercan al mínimo viable, con menos riesgos que nunca y una posibilidad de crecimiento sin precedentes en la historia del hombre. Ya ni siquiera necesitas tener un producto hecho para venderlo, pues una simple campaña de Crowdfunding o recaudación de fondos para su elaboración, nos dice si el producto es interesante o no para el público.
Esta es la era de la inspiración, de la acción confiada, del impacto global. Nadie confía en quien haga las cosas solo por dinero, los negocios son cada vez más humanizados y las posibilidades se encuentran por doquier.
A pesar de que hay tantas oportunidades, aún hay quien se lo piensa.
Si tú eres uno de ellos, recuerda que lo que creas, te recrea.