Cuando tiendes a mirar hacia atrás, sin darte cuenta te obligas a responder inconscientemente a la pregunta: ¿qué manifestaste durante un año? Y respondes haciendo inventario de lo que obtuviste, aprendiste o perdiste. Son claves las preguntas para evaluarlo ocurrido.
Haber obtenido algo te requirió pasar por un proceso que la mayoría de las personas ejercita sin darse cuenta: el proceso de manifestación. Hoy quiero invitarte a concientizarte de este proceso. Para que puedas de manera más exacta obtener los resultados que deseas y la paz en tu vida. Manifestar conscientemente no es para muchos nada fácil porque requiere desaprender muchas de las “mañas” con las que vivimos a diario convirtiéndote en el guardián amoroso de tu vida.
Claves para la manifestación
Hoy comparto dos claves importantes para hacer tu proceso de manifestación más fácil. La primera, es comprender de dónde vienen los deseos y los anhelos. Segundo, es el poder que tiene usar la expresión “Yo soy” que tan indiscriminadamente dices a diario.
Comienza por comprender que has sido criado para usar con mayor facilidad tu cerebro racional. Desde que comienzas la vida aprendes cómo manejar este vehículo que llamamos cuerpo. Empezando desde cómo amarrarte los zapatos hasta cómo trabajar y asegurarte una comodidad monetaria. Es ahí donde muchos se quedan atascados porque para manejar este “vehículo” efectivamente usas la mente racional. Olvidándote de tu poder creativo y de manifestación.
Los primeros 20 a 25 años de tu vida los pasas en función de cómo vivir en sociedad y garantizar una estabilidad económica. Ya a los 7 años tu cerebro deja de funcionar con las ondas theta. Las cuales has grabado todos los patrones básicos de tu ambiente que regirán tu vida, y que muchos no logran desechar haciendo muy difícil su proceso de manifestación.
Ego versus Alma
Desde esta mente racional que aprendiste a usar desde muy joven emanan los deseos del ego más no los anhelos de tu alma. Por eso muchos pasan su vida tratando de manifestar desde la razón y no desde el corazón. Para manifestar hay que aprender a manejar el vehículo del cuerpo y la mente racional como facilitadores del proceso más no directores de él.
El camino es desaprender los patrones que hicieron que funciones completamente desde la razón. Esto para dar cabida una vez que ya manejas la materia, al proceso de manifestación desde el corazón que da paso a los anhelos del alma.
El poder de la palabra
El segundo punto se refiere a reconocer y alimentar el poder manifestador que posees cada vez que hablas y usas la expresión “Yo soy”, “yo tengo” o “yo estoy” así como “yo no soy”, “yo no tengo” o “yo no estoy”.
Cada palabra que pronuncias lleva consigo una energía que vibra a diferentes frecuencias, y que en el momento que las usas tienen el poder de alcanzar en el campo cuántico en el que todas las posibilidades existen, aquello que vibra a la misma frecuencia.
Estas expresiones obran como vocablos creadores decretando exactamente lo que ha de venir a tu vida. Ten presente que cada vez que expresas “yo soy desdichado” o “yo soy feliz”, estás dando una orden a través de la vibración de tus pensamientos y palabras al universo para que te entregue exactamente eso que has pedido.
Al vivir en el mundo denso de la materia los resultados no se ven inmediatamente, pero no tengas duda que en alguna parte donde esta vibración alcanzó su igual, existe aquello que decretaste y que el universo está dispuesto a entregarte. Esto sucede porque somos parte de un todo y llevamos en nosotros las mismas características del creador, por eso con estas expresiones tu proceso de manifestación se pone en movimiento ya sea a favor o en contra tuya.
Ya ves que alineándote con tus anhelos que vienen del corazón y el alma en vez de tus deseos que vienen de la razón, comienza el proceso de manifestar conscientemente y al reforzarlo con la aplicación de tus expresiones lo puedes acelerar.
Ver también: Estado del ser
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