“Se casaron y fueron muy felices” ¿Te suena familiar dicha frase? La realidad es que muchas personas se casan buscando alcanzar la felicidad.
Es probable que esta creencia está sembrada de manera inconsciente en la infancia. Afecta más de lo que pudiéramos creer en forma de pensamiento mágico hasta la vida adulta. Esto fomenta el que muchos hombres y mujeres consideran que la vía para alcanzar la tan anhelada felicidad sea establecer una relación de pareja. Cumplir con casarse y… “ser felices por siempre”.
Por supuesto que, sin lugar a dudas la pareja desempeña un papel significativo en la felicidad o infelicidad que podamos vivir al interior de dicha relación. Sin embargo, en lo absoluto considero recomendable caer en el extremo de depositar en el compañero o compañera la responsabilidad de nuestra dicha.
En los hombres, tal manera de pensar podría generar la idea de que solo es cuestión de rescatar a la desamparada princesa para conquistar su corazón por siempre. Mientras que para las mujeres el reto será la de encontrar a su príncipe azul y así la haga feliz. Ambos casos la idea de que encontrar a la pareja ideal es la clave o el objetivo en la vida para ser feliz.
Y pudiera ser que te preguntes: y, ¿cuál es el problema de tener dichas creencias? De entrada, podrían tú o pareja caer en el extremo de poner en el otro toda la responsabilidad. Como lo reflejan frases como, “solo contigo puedo ser feliz” o “sin ti no soy nada”. Lo que a su vez podría promover una actitud pasiva o de desesperación. Una vez formalizada la relación se limitarán a esperar la felicidad sin más esfuerzo. Olvidando, que al final de cuentas, los verdaderos responsables de nuestra felicidad somos nosotros mismos. Cada quien sabe lo que necesita y desea en la vida y nadie mejor que nosotros para aprender a proveernos aquello que nos brinde felicidad.
Se casaron y…
La realidad es que, para ser felices en pareja, cada cual, deberá responsabilizarse de sí mismo. Porque solo sabiendo que yo soy el responsable de lo que sucede en mi vida, es que no delegaré mi poder para que el otro se haga cargo de mí.
Necesitamos ser conscientes de que la pareja desempeña un papel importante en lo que a nuestra felicidad concierne. Sin embargo, lo que realmente determina dicha felicidad somos nosotros mismos. La pareja se convierte en un compañero de procesos que aportará ideas, conciencia y cambios si así lo decides. Así que cuando se establece una relación a largo plazo la historia debería decir: se casaron y decidieron construir un matrimonio.
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Vídeo La felicidad en el matrimonio