¿Eres de los que adoran ganar pero odia gastar?
Si tu respuesta es afirmativa no te sientas un bicho raro, todavía. Y es que una de las sensaciones agradables más habituales que siente el ser humano es el placer de ganar dinero. Y una de las emociones que menos gusta es el dolor de gastar lo que gana.
Si el gasto viene producido por una rica cena, un coche nuevo o un hermoso viaje, el dolor se vive con menos pena. Sin embargo, cuando el gasto viene por el pago de las facturas de electricidad, gas, hipoteca o impuestos, la frustración vivida suele ser a menudo bastante intensa.
¿Qué está sucediendo? ¿Por qué sentimos esas emociones tan contrastadas entre gastar y ganar?
Cuando hablamos de Gastar: sentimos que perdemos, porque es algo que se va. Se aleja de nosotros y nos abandona, en definitiva que no nos quiere.
Por otro lado, cuando hablamos de Ganar: sentimos que recibimos, que algo viene a nosotros. Le gustamos y se queda, es decir una demostración de amor en toda regla.
Visto así es normal que nos guste tanto ganar y tan poco gastar.
Sin embargo, si deseas abundancia económica en tu vida, debes permitir que tu dinero fluya. Gastar con la misma alegría que sientes cuando ganas, porque el dinero es una energía, y recuerda esto:
Lo que circula mantiene una energía viva, en cambio, lo que no circula muere y se corrompe.
La Abundancia Económica
A pesar de esto muchas personas ante el miedo a gastar. Eligen retener el dinero y guardarlo en sus arcas «por si acaso».
Pero imagina si tú obligaras a un pájaro a quedarse contigo y lo encerraras en una jaula durante un año. Si un día lograra escapar ten por seguro que ya no volvería nunca más a tu lado.
En cambio si le das cariño, lo alimentas, lo cuidas y le permites vivir en libertad, ese pajarito volverá una y otra vez a tu casa para visitarte y hacerte feliz.
Igualmente la naturaleza del dinero es que esté en circulación. Unas veces va y otras viene, unas veces tienes más y otras menos. Eso es perfecto porque además estás poniendo a prueba constantemente tu confianza y tu capacidad para fluir en la vida.
Si aún no te he convencido, piensa que cada vez que el dinero se va siempre, y digo siempre. Otro elemento se queda contigo, puede ser desde un gesto de gratitud de quien lo recibe, hasta un objeto físico, el servicio de un profesional o el disfrute de una actividad.
Además, cuando te toque pagar una factura, por ejemplo, la factura del teléfono recuerda que gracias a esa factura y que tuviste el dinero para pagarla, has podido pasar momentos inolvidables de disfrute hablando con familiares y amigos.
Por lo tanto, bendice tu dinero cada vez que salga de tus bolsillos. Entrégalo con amor y gratitud, sea cual sea el intercambio, porque si sufres como cuando alguien se va para no volver, eso será lo que suceda.
En cambio si le permites al dinero que se marche con alegría y permaneces disfrutando de lo que has recibido a cambio, pronto volverá a tu vida. Además, esta vez lo hará acompañado de otros amigos que también querrán conocerte y disfrutar de tu buena compañía.
Ya sabes, si deseas abundancia económica mantén tu dinero en circulación y confía que igual que se va, volverá.
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