Tenemos la creencia de que las personas están en sus espacios laborales razonando cada instante que están trabajando. Los avances en la neurociencia han dejado claramente en evidencia, que la capacidad de razonar es limitada. La mayoría del tiempo estamos tomando decisiones afectivas. En esta oportunidad, vamos a aprender cómo alinear emocionalmente el equipo de trabajo a las metas del negocio.
Las emociones fueron durante mucho tiempo un aspecto humano que parecía estorbar en el entorno laboral. Seguramente habrás escuchado la frase “los problemas se dejan en la puerta de la empresa”. Como si realmente fuésemos capaces de no traer nuestras más profundas preocupaciones a nuestros espacios productivos. La buena noticia es que la neurociencia cada vez más demuestra no solo que lo anterior no es posible, sino que además podemos aprender a poner las emociones a favor para que el equipo de trabajo logre objetivos extraordinarios.
La importancia de un líder consciente
Hablemos de la consciencia en el espacio laboral. Esto se refiere a una persona que sea capaz de leer al subordinado más allá de lo que piensa, opina y expresa. La mayor parte del lenguaje corporal de un ser humano se determina por su comportamiento, el cual corresponde a la expresión de su mundo interior. La alineación entre lo que una persona dice y hace, se denomina congruencia. La mayoría de las veces encontramos que eso no se da porque existe el temor de decir algo incorrecto que amenace la estabilidad laboral del subordinado. Es entonces el líder consciente aquel que, más que ordenar y obligar, observa a su equipo de trabajo y lo comprende a otros niveles, tales como el emocional y el sensorial.
Preguntas emocionales que conectan
Hacer las preguntas correctas nos permite identificar elementos que generalmente no se expresan espontáneamente. En este sentido, preguntarle a alguien lo que piensa acerca de una tarea o actividad, solamente lo mantiene en el nivel mental. Ya sabemos que está asociado con decir lo esperado o correcto. Para un líder consciente, las respuestas más importantes están a nivel de lo que se siente. Ya que esto implica dar el espacio al subordinado para que pueda conectarse consigo mismo y expresarse de forma más genuina y auténtica. Revelando incluso temores de capacidad o inseguridades que deban atenderse a tiempo. Eventualmente, escuchar a un subordinado decir que no sabe cómo realizar una actividad, lo pone en un poderoso estado de apertura que reduce riesgos de errores y potencia el aprendizaje individual y colectivo.
Definir metas cuantitativas y cualitativas
Todos los líderes empresariales tienen claro el concepto de las metas SMART, que se caracterizan por ser lo más específicas y analíticas posibles. Sin embargo, la gran mayoría de los equipos de trabajo tienen claro las metas cualitativas. Pero no tienen idea del porqué de estas metas, lo que los coloca en una posición ciega de cumplir algo que carece de sentido. Cuando el equipo de trabajo entiende el motivo real y tangible, adaptado a un contexto humano de la meta, se crea una narrativa a lo cual siente que hay algo valioso que aportar.
Otro factor interesante que resulta de la comprensión cualitativa de la meta, es aportar nuevas perspectivas desde los talentos. Esto puede que enriquezca la obtención de la meta, mucho más allá de lo que el mismo líder habría podido vislumbrar. Al crearse ese espacio de aporte, el equipo se siente más comprometido a corto plazo y más involucrado a largo plazo con la empresa.
Para finalizar, es importante resaltar algo clave. La cultura empresarial debe ser congruente con las prácticas emocionales que se realicen. De no ser así, se obtendrá el efecto contrario de lo que se espera, puesto que los subordinados se sentirán manipulados en lugar de comprendidos. Y a nadie nos gusta ser manipulados.
Si aún no ha comunicado las metas del año a su equipo de trabajo, tome en cuenta lo que sienten, antes de preguntar lo que piensan. Así todos saldrán ganando.
Tomado de: http://www.revistanegocios.mx/firmas/joselyn
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