Dentro de la neurociencia se habla cada vez más acerca del sentimiento y la emoción. El sentimiento es un código interno de experiencias. Tal como lo indica el Dr. Antonio Damasio. Cuando partimos del sentimiento y pasamos a la situación en la que estamos, podemos tener más claridad acerca de nuestra relación con, en este caso, el dinero.
Si algo tiene de maravilloso el idioma castellano, es la distinción entre ser y estar. No me hice consciente de esto hasta que migré a un país con otras lenguas oficiales. Me di cuenta de que tenemos la posibilidad de vivir una realidad diferente con el dinero. Claro, si hacemos uso consciente de las palabras ser y estar.
Si se siente mal, estará mal
Durante muchos años hemos visto el dinero como un enemigo al cual vencer. O dominar, esclavizar y poner a merced de nuestros caprichos. Es como una guerra de poder entre el dinero y tú. Detrás de una noble causa: cuidar de ti y de los tuyos. Bajo este escenario, el dinero siempre se sentirá como una resistencia. Como un padre que nunca es suficiente, nunca trae lo que es, nunca alcanza y nunca llega. Necesitamos ver al dinero sacrificado por nosotros, y eso se acerca mucho al sadismo.
Volviendo al párrafo inicial, el sentimiento es la codificación interna de una experiencia. En una situación donde al dinero hay que esclavizarlo y sacarle hasta el último suspiro de vida, es normal que el dinero se sienta a pérdida, a escasez, a insuficiencia, a insatisfacción. En estas circunstancias, es obvio que el dinero nunca va a alcanzar. No importa si son 100 dólares o 100 millones de dólares.
El primer paso dentro del círculo vicioso comienza en lo que estamos dando, nuestro trabajo. Si pasamos todo un mes trabajando en algo que no nos gusta, o donde damos lo mínimo, ya estamos entregando malestar al entorno. A fin de mes, recibirás una cantidad de dinero que vendrá a ayudarte a crear más de eso. Porque se irá rápido y te pondrá de nuevo en una situación donde confirmas tu propia profecía. De que el dinero es fuente y motivo de tu dolor.
Si se siente bien, estará bien
Ahora imagínate que aprendiste a ver el dinero como una palanca. A la que con un mínimo esfuerzo podrías lograr un máximo de resultado. ¿Cuidarías esa palanca y la usarías con cuidado? Seguro que sí. Porque sabrías que la calidad en el uso te permitiría gozar de su beneficio en tu vida por más tiempo. Entonces el dinero sería un aliado algo que te ayudara a crecer optimizando tu esfuerzo.
Ahora estaríamos hablando de un sentimiento distinto al anterior. Donde una cantidad específica de dinero, puesto en el lugar indicado, te impulsaría al siguiente nivel. Esto es lo que sucede con quienes no viven persiguiendo el dinero, sino aprendiendo a utilizar el que ya tienen. Ya el tema no gira en torno a cuánto falta, sino a cuánto hay en este momento y que tan lejos se puede llegar con eso. El dinero se convierte en suficiente, en oportunidad, en posibilidad, en satisfacción. Bajo estas circunstancias, una persona con 100 dólares bien apalancados puede llegar a hacer lo mismo que alguien con 1000 dólares.
Para entrar en este círculo virtuoso, ya se sabe que el asunto está en cómo me siento con lo que doy y recibo. Si mi relación con el dinero es de apalancamiento, aceptaré un empleo de medio tiempo que cubra mis necesidades, por el tiempo que me tome sacar adelante mi negocio con el otro medio tiempo que me queda. No hay juicios con lo que esté haciendo, si lo estoy viendo como el piso que necesito para impulsarme. No importa lo que otros digan o piensen, si lo que estoy haciendo está claro en mi mente y me da la tranquilidad para seguir.
El sentimiento precede a la situación, así que si realmente deseas saber cómo estarán tus finanzas en los próximos meses, observa con mucho cuidado cómo te estás sintiendo en este momento con lo que estás ofreciendo.
Y recuerda que, dentro de ti hay mucho más.