Hasta hace poco creí como cierta la creencia que todo lo bueno llega a través del esfuerzo. Me traía como consecuencia estrés, culpa y sacrificio ante casi cualquier cosa que me proponía.
No se me había ocurrido pensar, que lo importante era el cómo me sentía durante mi proceso. Esto no impedía que lograra ciertas metas, pero sí afectaba mi capacidad de mantener los resultados.
Pensar que sin dolor no hay ganancia, es como aceptar que para que te amen tienen que maltratarte. Sé que eso es lo que piensa la mayoría, pero básicamente me cansé de estar en un círculo vicioso de daño hacia mí misma. Una campaña inconsciente de desvalorización de mis recursos internos con resultados dolorosos.
En algún momento empecé a escuchar por todos lados la «Ley del Mínimo Esfuerzo» y mi mente se resistió con toda su energía ¿Cómo era posible? ¡Eso es puro cuento! me decía. Pero esa semilla quedó en mis pensamientos, así que cuando seguí haciendo lo de siempre sin resultados deseados, hasta que me atreví a elegir diferente.
Allí fue que descubrí que si tienes que forzarlo es porque lo estás haciendo mal. Esto aplica para todo: relaciones, trabajo, hogar. Cada vez que tienes que imponerte a ti mismo algo que quisieras diferente, estás queriendo convertirte en alguien que no eres. Por ley natural, no logras sostener nada de lo que consigas bajo esta perspectiva.
¿Qué representa el buen vivir?
El mínimo esfuerzo y el disfrute van de la mano. Sí, también pensé que quería decir no hacer nada, aunque realmente encontré que se trabaja con mayor eficiencia. Es decir, te enfocas en tareas simples, lo que te ayuda a alcanzar resultados en menos tiempo, y sobre todo en una mejor disposición emocional.
Es impresionante lo mucho que haces al elegir una tarea por vez, establecida en una pequeña cantidad de tiempo diaria. Esto es lo que significa para mí la disciplina, la capacidad de realizar repetidamente una tarea hasta alcanzar resultados. Así que el disfrute me convirtió en una persona más disciplinada, derribando todo lo que me había dicho hasta entonces.
Tú también puedes lograrlo con solo observar tus pensamientos y creencias con respecto a un tema. Asociar el disfrute solo con las vacaciones, nos deja añorando un corto período de tiempo durante gran parte del año. Luego nos quejamos que nada nos sale como queremos en nuestras vidas.
Atrévete a derribar tus propias perspectivas si éstas no te impulsan a estar mejor. No porque lo hace o lo dice todo el mundo, significa que también funciona para ti. La vida es la oportunidad para crear lo que es mejor según tu circunstancia, el verdadero límite está en no creerte capaz de lograrlo.
En ti ya están las herramientas necesarias, activa tu liderazgo interior y aprende a utilizarlas. Desarróllate desde tu ser, sentir para saber servir.