Ya casi estamos en un nuevo cierre de ciclo. Todo a nuestro alrededor es un ambiente de fiesta, de alegría. Nosotros somos parte de eso, andamos con más optimismo, entusiasmo. Nos reunimos con seres queridos, amistades, familia. Compramos cosas para compartir con otros o para nosotros mismos. No voy a sermonearte diciéndote que esto no es el verdadero significado de estas fechas.
Todo eso está muy bien. Es genial poder hacer y disfrutar de todo ello. Hoy solo quiero invitarte a que te unas a estas celebraciones desde el lugar más profundo de tu corazón. Desde tu alma y te mantengas conectado a eso, porque desde allí el gozo será diferente y más duradero.
¿Eres consciente de tus regalos?
Personalmente he intentado estar agradecida por todas las cosas en mi vida. Materiales o inmateriales, positivas o negativas. Por supuesto he tenido mis momentos de desconexión. Y no he valorado algo o alguien o una situación en particular porque me ha sobrepasado. El punto fue que hasta que no me hice consciente los regalos que el universo me ha dado mi celebración era incompleta.
Hace como dos años me enteré de la existencia de un hermano mayor. Un hijo no reconocido por mi padre, yo me quedé así como bueno, ¡vaya sorpresa!. No tuve intención de tratar de contactarlo. Pensé que a estas alturas siendo ambos adultos no tenía mucho sentido, ni nada que decir.
Hasta hace exactamente un año, en diciembre del año pasado, que durante una meditación me di cuenta de la importancia de la existencia de esa persona en mi vida. Recordé que toda mi niñez desee tener un hermano mayor. Cosa que creía imposible porque se suponía que yo era la primera hija de mis padres.
El hecho de que él existiera era solo la comprobación que Dios siempre ha estado atento a cumplir los deseos de mi corazón. Incluso antes de que yo naciera. Eso hizo que fuera consciente de todos los regalos que me ha hecho. Entrando en un nuevo estado de celebración por la vida, por mi vida y la de otros.
Celebrando cada paso
Los últimos quince días de diciembre del año pasado los viví diferente. Los sentí diferente y ese nuevo estado de celebración me permitió comenzar un año de lujo. Ya desde los primeros días comencé a cumplir mis metas y materializar mis sueños. Puedo decir que este año alcancé todo lo que me propuse felizmente. Sí leíste bien, no exitosamente (aunque también lo haya sido), sino felizmente.
Y esto es lo que quiero que tú experimentes, que lleves estas celebraciones a un nuevo nivel, que seas consciente de todos esos regalos que Dios te ha dado y creado solo para ti, que seas consciente que desde siempre has sido la niña de sus ojos y que disfrutes todo lo que hagas; así que manos a la obra. Y espero de todo corazón que tus celebraciones las disfrutes con la belleza de tu alma.