Son pocos los que asumen una disciplina de vida con criterio de mantenimiento. La mayoría prefiere vivir en la comodidad. De manera caprichosa y arbitraria permitiéndose todas las gratificaciones que les provoque y evitando pensar en las consecuencias. Como si con ello las fueran a evitar. Sin embargo, existe la posibilidad de usar la crisis como oportunidad.
Se dice que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Al parecer es necesario experimentar pérdidas, dolor o sentirse mal para reconocer la necesidad de un cambio. Y, aun así, a pesar de estar enfermos albergamos la fantasía de tomar medicamentos que nos permitan compensar el desequilibrio y evitar las consecuencias fatales. Todo esto, para poder seguir viviendo del mismo modo inconsciente y perjudicial.
Cuando no nos sentimos enfermos, no identificamos el peligro ni la necesidad del cambio.
La percepción de peligro nos permite tomar consciencia de que seguir igual nos llevará al desastre. Esta consciencia nos permite entender que lo oportuno es cambiar. Con ello crear las condiciones para evitar lo que más tememos: el sufrimiento y la muerte.
Es allí donde radica la posibilidad de usar la crisis como oportunidad. Nos lleva a un punto en el que un cambio se hace imperativo. Al planteársenos la encrucijada de: cambiamos o nos destruimos. No hay más opción, la situación es insostenible. Al tomar consciencia de ello, sentimos y llegamos a comprender que no podemos seguir viviendo igual, algo tiene que cambiar. Puede que no sepamos qué ni cómo hacerlo, pero lo definitivo es que el cambio es impostergable.
De la consciencia particular a la general
No hace falta estar mal o en crisis para iniciar un cambio. Ya que el cambio solo ocurre cuando adquirimos consciencia. Cada quien tiene su propio ritmo y velocidad de aprendizaje. Llegará a esta comprensión en su debido momento.
Hay quienes aprenden por las buenas, y hay quienes aprenden por las malas. Pero, ¿Cómo reaccionaría usted si mis acciones lo perjudicasen, a usted o a los suyos? Tal vez tendría paciencia para esperar el día en que yo entienda y entre en razón. O incluso actuaría de inmediato para evitar más consecuencias. En este punto encontramos el tema de la consciencia ecológica.
Sería muy complicado para la especie humana que desarrollemos consciencia una vez que no existan alimentos, agua potable ni una temperatura adecuada. Por ello esta es la oportunidad para elevar nuestra consciencia. También comenzar a hacer cambios ecológicos a nivel interno que nos lleven a acciones congruentes a nivel externo.
Somos una sola humanidad y quizás, un problema común de esta magnitud, pueda lograr lo que ningún maestro o religión ha podido hasta ahora: unirnos a todos. Siempre podemos usar la crisis como oportunidad para vivir en bienestar.
Efraín Hoffmann
Tomado de: Estilo de Vida Verde. Manual de la Salud.
Ver también Conflicto existencial y crisis
Vídeo El secreto de las oportunidades
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