Los resultados significativos dependen de la constancia con la que hagamos las cosas. Una determinación inquebrantable tiene que ver con la claridad, el sentido y el propósito que se le asigne a cada meta. Esto quiere decir, que se trata de saber para qué haces lo que haces y esto la mayoría no lo define con certeza.
Los seres humanos respondemos por impulso no por conciencia. Esto significa que elegimos sin tener información suficiente acerca de lo que queremos, basados en apariencias. Ni siquiera nos planteamos cuánta dedicación, tiempo y energía nos consumirá una tarea. Mucho menos pensamos en las posibles consecuencias con seriedad.
He aquí la razón por la que empezamos con la intención de lograr objetivos ambiciosos y más temprano que tarde, abandonamos la meta. Al pensar que el deseo es suficiente para lograr lo que sea, nos estancamos ante la primera dificultad. Por eso es tan fácil hacer planes y tan difícil cumplirlos.
¿Qué se necesita para tener una determinación inquebrantable?
Definir tus límites
Pensar que podemos con todo es un acto de violencia. Además, es una expectativa irreal. Saber qué no puedes hacer, qué no tienes para avanzar y qué no estás dispuesta a tolerar, te dará claridad. Esto te permite enfocarte en lo que sea sostenible según tu circunstancia.
Establecer las necesidades a satisfacer
Están las necesidades materiales y las emocionales. Dentro de las necesidades materiales están las que se refieren al cuerpo, lo que hacemos y tenemos. Las emocionales tienen que ver con nuestra salud mental. Por ejemplo, un deseo frecuente es el de adquirir abundancia financiera. La mayoría lo plantea porque piensa que sus problemas se basan en no tener suficiente dinero.
No obstante, aunque logres más dinero del que pensaste, si no sabes qué vas a satisfacer con eso lo perderás más fácil de cómo llegó a ti. El efecto de decir quiero más dinero para comprar lo que quiero es distinto a decir, al aumentar mis ingresos podré cubrir mis necesidades con tranquilidad, por lo tanto, podré concentrarme en cosas que nutran mejor mi vida.
Saber hacer
La vida no se trata de andar por andar. Es necesario que aprendas a ser eficiente en tus acciones. En un principio parece mucho trabajo estar revisando cada paso que das. No obstante, tal supervisión evitará muchos conflictos. Debido a que los seres humanos tomamos decisiones sin pensar, ser vigilante de tu proceso es hacerte responsable de ti misma.
Es recomendable que las acciones sean simples, lo más parecido a tu rutina. Pues, los cambios son procesos de tensión y no es fácil ajustarse a lo nuevo. No anheles cambiarlo todo, aprende más bien a sentirte a gusto con quien eres, lo que haces y lo que tienes. Poco a poco, con respeto y compasión agrega actividades que te acerquen a lo que deseas lograr. Puede que el proceso parezca lento, no obstante, será profundo y dejará un cambio de mentalidad en ti.
Tener una determinación inquebrantable no es algo sobre natural. O solo alcanzable para personas especiales. Si piensas que esto te falta para lograr tus metas, recuerda que todo se puede aprender. Tan solo requiere que estés dispuesta a vivir el proceso que implica desarrollar una voluntad que no se deje influenciar por cada cambio, complicación o por la desaprobación de los demás.
Todo requiere trabajo constante. Si eres capaz de aceptarlo, entonces nada te detendrá para moverte hacia donde quieres.
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