¿Has pensado lo curioso que es que, en algunas oportunidades para referirnos a algo abundante, usamos la palabra generoso? Por ejemplo, es un plato generoso. De alguna manera asociamos la generosidad con la abundancia. Y es que en nuestra sabiduría interna infinita, sabemos que la generosidad es un elemento importante de la abundancia, forma parte de ella. Pero, ¿dónde comienza la generosidad?
La generosidad es poner en manifiesto, lo que tu alma ya sabe. Puedes dar con tranquilidad, porque eres suficiente. Eres un ser completo y tienes todo dentro de ti. Sabes que al dar no existe ningún tipo de “pérdida”. Eres un canal para que la energía circule. Es entrenarnos en el dar para luego entrenarnos en el recibir.
Ser generosos no tiene nada que ver con la cantidad de dinero que tengas. El dinero es solo una de las tantas cosas que podemos compartir. Lo vemos claramente, en la cantidad de voluntarios que pueden sumarse cuando una causa los mueve. Tal como limpiar las playas, hacerles llegar comida a personas que lo necesiten, rescatar animales de la calle o en peligro de extinción, entre otras.
¿Dónde comienza la generosidad?
Por mucho tiempo creí que debía buscar una especie de misión en la vida. Para trasformar mi ciudad, mi país y todo lo que necesitara cambio. Luego me topé con el cuento llamado “El centésimo mono”. Este, en resumen, alienta la esperanza de que cuando un número decisivo de personas trasformen su comportamiento, la totalidad lo hará igualmente.
El cambio comenzaba con uno solo. Luego otro copia el comportamiento y así sucesivamente se va sumando. Hasta que se suman tantos que termina la totalidad asumiéndolo. Me hizo recordar la noticia de un hombre que comenzó sembrando un árbol en un lugar arrasado por otros hombres y al final de 20 años ese mismo lugar se convirtió en un bosque.
Todo esto me convenció de que mi aporte para ver el mundo que sueño, empieza sembrando en mi hija, lo que espero que crezca en el mundo. Así que si quieres ver más generosidad a tu alrededor, fomentar la abundancia, empieza en tu casa. Con tus hijos, si no tienes hijos, con tu familia. También con tus amigos, con un desconocido, contigo mismo. El cambio empieza con uno solo, luego vendrá el resto. ¡Hazlo sin dudar, no te arrepentirás! Comienza la generosidad en ti.
Ver también Cuando mis experiencias sirven para ayudar a otros
Vídeo Ser generoso