¿Te ha pasado alguna vez que después de no parar ni un segundo en todo el día, llegas agotado a la cama? ¿Encima tienes la sensación de no haber hecho lo que dijiste que harías?
Si tu respuesta es ¡Sí, demasiadas veces!, ha llegado el momento de que empieces a tomar conciencia de por qué te sucede esto y cómo cambiarlo.
Normalmente le echamos la culpa al tiempo. «No tengo tiempo de nada», «tengo muchas tareas y no me alcanza el día», «necesito días de 36 horas», etc. El tiempo no se puede controlar ni estirar. Seguimos repitiendo esa situación sin darnos cuenta de la trampa en la que estamos metidos.
Definitivamente no se trata del tiempo que tienes, pues todos tenemos el mismo. Sino de cómo organizas ese tiempo y sobre todo qué tipo de compromisos te mantienen ocupada.
En ese sentido, revisa tu agenda o tu día mentalmente. Tal vez te des cuenta de que tienes muchos compromisos con los demás pero muy pocos contigo mismo.
Además, le damos prioridad absoluta a cumplir con esos compromisos externos. Y dejamos los nuestros aparcados por miedo al qué dirán, a ser juzgados, criticados o que piensen que somos egoístas.
Pero nos damos cuenta de que el tiempo se nos fue en cosas que no eran importantes para nosotros. Entonces, empieza a aparecer en nosotros el cansancio, el enojo, el resentimiento y la frustración. Empezamos a sentir que nadie valora nuestro esfuerzo y sacrificio.
El compromiso es contigo
El error está en hacer las cosas esperando algo a cambio. Ya sea el reconocimiento externo, que nos lo agradezcan, sentirnos útiles, queridos o valorados.
Porque lo cierto es que si tú no le das prioridad a tus deseos y necesidades, no te valoras y te comprometes contigo mismo, nadie lo hará por ti.
Además, si estás en el enojo o la tristeza eso será lo que le entregues a las personas que se relacionan contigo y será más normal que vivas el rechazo.
Por lo tanto, si no deseas que tu tiempo se esfume y tus objetivos se queden a medias, dale la vuelta a la situación. Recuerda que el mejor compromiso es contigo mismo, porque lo primero eres tú.
Empieza a pensar qué es lo que más te gustaría cumplir y ponte a ello en la primera hora del día.
De esta forma encontrarás el equilibrio que deseas. Entre sentirte orgullosa y satisfecha, y sentirte querida por los demás al estar mostrando tu mejor versión.
Recuerda que un faro no puede iluminar a ningún barco si no tiene luz propia.