¿Tú también eres de las personas que piensa que es mejor hacer todo a última hora porque “lo haces mejor”? ¿No será que eres adicto al estrés o a la adrenalina? Hoy no hablaremos de salud, sino de los mitos alrededor de estrés y cómo nos hace improductivos.
Vivimos en una sociedad que premia la impaciencia, vanagloria la hiperactividad y considera héroe al que trabaja hasta cien horas diarias (si, como Elon Musk). Se considera exitoso al que hace mil cosas, duerme poco y pareciera que es imparable. Pero muy pocas personas imaginan que, detrás de eso, no sólo hay un patrón adictivo, sino también una improductividad abismal.
La Adicción al Estrés
Me ha tocado trabajar con este tipo de personas: se levantan hoy con una idea genial, y ponen a todo el equipo a trabajar en base a una idea más o menos vaga. A mitad de semana la idea ya es otra cosa, el doble en dimensión y esfuerzo. El equipo lo sigue como puede, apuntando a ciegas a sacar algo que al líder le guste. Al final de mes, esta persona ha cambiado el proyecto en tres oportunidades, y su equipo siente que están dando vueltas sobre sus propios ejes. Cansados y agotados, empiezan a buscar otro empleo donde, por lo menos, el jefe no sea un adicto a su propia adrenalina.
¿Y salió el proyecto? No, para nada, lo acaba de cambiar y deben comenzar de cero todo.
Quien habla con el jefe, siente que está hablando con alguien lleno de energía y vitalidad, pero quien habla con los empleados, siente que están constantemente en una carrera de velocidad. Nada sale bien, todo sale a medias y pareciera que la consigna “mejor hecho que perfecto” los invita a escupir resultados tan rápido como puedan.
Todo esto atenta contra el ritmo de la vida. En términos biológicos, cada vez que nuestro cuerpo entra en estado de estrés, se activa a full el sistema nervioso simpático, que pone todos nuestros sentidos en alerta. Es como poner la olla a presión sobre el fuego, esperando que los resultados sean rápidos. El problema está en pasar 8 horas al día, durante los 365 días con el sistema simpático a tope. No va a pasar mucho tiempo hasta que el cuerpo colapse, pues sin equilibrio, cualquier cosa puede pasar. Y dejarás a la mitad lo que hayas iniciado (porque siempre hay algo que se acaba de iniciar, después de cambiarlo mil veces).
¿Cómo identificar si tienes adicción al estrés?
Aquí te comparto 5 formas de saberlo:
- Falta de concentración
- Deseo de mantener la rutina
- Letargo o cansancio general
- Rechazo para realizar alguna actividad que les ayude a relajarse
- Apuro o inmediatez para hacer las cosas
Muchas veces, la adicción al estrés proviene del miedo de conseguirse en un espacio de tranquilidad. Que muestre todas las memorias emocionales o las creencias de lo que significa relajarse. Tal vez está buscando demostrarle a alguien que es exitoso. O en su familia el descanso se considera pereza. Quizás el disfrute o la relajación se asocia con improductividad.
Todo lo anterior no sólo son creencias anti-éxito en la vida actual, sino que bloquean el sistema de regeneración en el cuerpo (el parasimpático), llevándolo al colapso. Cada vez son más los especialistas que resaltan que el descanso de calidad es parte del bienestar. Bienestar implica espacios de hacer y no hacer, en perfecto equilibrio.
La Improductividad del Estrés
A nivel empresarial, el no hacer está visto como improductividad, debilidad, atraso e incluso hasta traición. Me imagino un departamento donde haya 4 personas adictas al estrés. Haciendo de día y de noche, mientras que hay sólo uno que llega a la hora y se va a su hora. Que luce siempre relajado con buena cara. Ese es un traicionero, a los ojos de sus colegas.
Para producir lo humanamente posible y en equilibrio, debemos dar igual peso a la acción y a la no-acción. Es un tema de cuidar nuestra energía, de ofrecer nuestra mejor luz. De dar soluciones con la mente relajada y optimista.
Aquí también influye la cultura sobre los conceptos de productividad. Pongamos un ejemplo muy particular. En el norte de Europa se valora el enfoque. Esto hace que las jornadas laborales sean de dedicación exclusiva a su productividad. Con sólo una hora de comida. En el sur de Europa se valora la socialización. Lo que hace que las jornadas laborales sean más dispersas, incluyendo la mesa, sobremesa y siesta.
En ambos escenarios se utilizan las mismas 40 horas semanales para producir. Pero hay algo que no tomamos en cuenta. Es el espacio que le toma al cuerpo gestionar los tiempos del hacer, a lo que toma los tiempos del no hacer. En el norte, el tiempo dedicado al trabajo toma unas 9 horas. Terminando a las 4 pm en el caso de Suecia. Mientras que en el sur toma 11 horas del día, terminando a las 8pm en el caso de España. Aunque pudiéramos pensar que en el norte se es menos productivo porque se le dedican menos horas al día, la paradoja de esto es que ¡son más productivos quienes más descansan!
Esto es posible porque el tiempo de descanso es lo suficientemente largo para que el sistema nervioso parasimpático pueda activarse. Equilibrando el sistema y haciendo que todo el sistema sea más eficiente y efectivo al día siguiente.
Estrés y productividad
Volviendo al punto inicial, pensar que el estrés sostenido a lo largo del día nos hace más efectivos, es más un mito que una realidad. Quienes van de un lugar a otro sin descanso, llega un momento en que ya no piensan con claridad. Sólo responden a estímulos externos. La energía en nosotros y en nuestro negocio, requiere equilibrio para funcionar bien. Demos espacio para que tanto el sistema simpático, como el parasimpático, hagan su trabajo.
La sociedad dignifique tu trabajo según el estrés que te produce. Sin embargo, elige trabajar en entornos pacíficos, tranquilos. Donde sea valorada tu productividad por tu resultado ético, y no por tu esfuerzo sacrificado. No se trata de no hacer nada, sino de aportar la energía justa y necesaria.
Recuerda que, si mañana tu cuerpo implosiona y terminas en la sala de emergencia de un hospital, tu puesto laboral pronto será reemplazado por alguien más vigoroso y lleno de energía. Nadie te va a extrañar, incluso si hacías un excelente trabajo.