Muchas personas creen que el problema es el dinero. Por eso la mayoría sostiene un drama con sus finanzas. Sin embargo, no notan que el sistema económico se basa en el miedo como estimulante para el consumismo. Es decir, usa el temor para que adquieras cosas que no necesitas con dinero que no tienes. De esto surge el endeudamiento como un conflicto común. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, el problema no es la deuda.
Al no ser consciente de tus propias emociones piensas que lo que te mueve son las cosas que suceden a tu alrededor. Esto facilita que pienses que las deudas son malas. No obstante, hay deudas que te ayudan a lograr cosas importantes en tu vida. Así que una generalización desde un punto negativo solo puede crear conflicto en algo que puede ser de utilidad en determinados momentos.
Por lo tanto, el problema no es la deuda sino el sobreendeudamiento. Esto se refiere a gastar más de lo que tus ingresos te permiten, poniendo en riesgo tu estabilidad y bienestar. Es aquí donde se genera el miedo, la vergüenza y el malestar que usualmente asociamos a las deudas.
El problema no es la deuda
La mayoría piensa en función de comprar para elevar su calidad de vida, en vez de ajustar su estilo de vida a su capacidad de gasto. Al pensar que la deuda es el problema, las emociones que surgen suelen paralizar o estancar a la persona. En muchos casos, son un impulso para seguir cometiendo errores que generan más angustia y vergüenza.
Existe una frase en holandés que dice “Geld lenen kost geld”. La traducción es: “pedir dinero prestado cuesta dinero”. Esta es una frase poderosa porque indica las consecuencias de la deuda. Representa el principio de estabilidad financiera de una persona o de un país. Cada vez que alguien pide prestado o en su versión moderna, usa una tarjeta de crédito, está gastando más dinero de lo que piensa.
Cuando se tiene una deuda, tampoco se toma en cuenta el costo emocional que implica. Así que adquirir cualquier cosa desde una emocionalidad inconsciente, realmente puede representar un infierno para quien queda atrapado en la confusión. Por lo tanto, la recomendación es aprender a atender tus emociones antes de elegir situaciones que no sabes manejar. Quizás esto te ayude a ver que el problema no es la deuda y puedas construir una perspectiva más amable para convertirla en una herramienta útil.
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Vídeo Una nueva relación con el dinero – La deuda