Cuando pienso en la palabra excelencia me obligo a mirarla de reojo, con cierto celo. Y es porque hace mucho tenía una confusión con esta palabra. Tanto así, que la palabra excelencia llegó a ser sinónimo de perfeccionismo.
¡Cuidado! Buscar la excelencia, es alcanzar la alta calidad en lo que haces. Pero, no termines creando una barrera donde se esconden tus miedos.
He escuchado a muchísimas personas decir que no sacan su producto al mercado porque no está listo. Que no comparten con otros lo que tienen (un talento) porque consideran que no es excelente o lo suficientemente bueno. No paran de trabajar porque dicen que andan tras la excelencia.
La realidad es que estas personas se engañan a sí mismos. La parte más difícil está en reconocer que nos escondemos bajo la idea de la “excelencia” que enaltece el espíritu. Lo que hacemos es darnos permiso para seguir viviendo a la par con el perfeccionismo.
En pocas palabras la excelencia puede ser la excusa del perfeccionismo para no dejarte avanzar. Para nada condono la mediocridad. Por el contrario, valoro bastante los deseos y el trabajo que implica la excelencia. Aún así quiero que reconozcas si es la excelencia o el perfeccionismo el que te ha llevado a no avanzar, a juzgarte y a no sentirte suficiente.
Tener el valor de darle marcha a tus sueños sin esperar a que estén completos o perfectos es una tarea que puede ser ardua.
Pregúntate:
¿Eres un perfeccionista?
¿O realmente buscas la excelencia?
Lo sabrás porque la excelencia motiva y la perfección te hacen sentir menos. Son sentimientos muy diferentes que viven en palabras que creemos se asemejan. Pero para nada están localizados en el mismo plano.
La excelencia se enfoca en hacer lo correcto, su motivador central está en la razón por la cual lo haces, es decir, tiene como fuente valores positivos. Como ves aflora un sentimiento enaltecedor y benevolente. La excelencia te llena de energía y te apoya para que des lo mejor de ti.
La perfección se enfoca en el proceso, en hacer las cosas muy bien y por ende conlleva sentimientos de culpa, de inhabilidad y de carencia. El perfeccionismo critica y roba tu energía.
El perfeccionismo te lleva a procrastinar, no terminar y en muchos casos a no comenzar, ya que vive en el miedo de no ser “lo suficientemente bueno”. Te engaña haciéndote creer que haces lo correcto cuando en realidad está escondiendo los miedos de tu ego.
Si te sientes estancado recuerda que no siempre tienes que hacer las cosas perfectas, más bien enfócate en hacer lo correcto y te aseguro que le sacarás más gusto a la vida. A fin de cuentas, todavía no he conocido a nadie ni nada perfecto.
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