Hay un dicho que dice que nadie aprende con experiencia ajena, sin embargo, yo discrepo mucho de esta aseveración. A mí me ha funcionado cuando he estado en la mejor disposición de comprender como aplicarlo en mi vida. Por eso creo que mis experiencias sirven para ayudar a otros.
No podemos dar lo que no tenemos y no recibimos lo que no necesitamos. Esto lo he aprendido con cada situación que me ha tocado vivenciar. A veces pareciera tan obvio cuando alguien requiere una ayuda y no es capaz de recibirla. En ese momento no tiene claridad de eso, no está dispuesto a aceptarla.
Hoy día comprendo que estar en mi mayor disposición para servir a otros me mantiene en estado de agradecimiento. Y eso no tiene precio.
No recuerdo a mi madre un solo día en que no haya resuelto un plato de comida para alguien inesperado en casa. Hoy día y a pesar de las circunstancias económicas en que vivimos en nuestro país actualmente, lo sigue haciendo.
Ella siempre dice “donde comen dos, comen tres” y pareciera que tiene una varita mágica, de la nada resuelve. Siempre le he admirado esa capacidad de solucionar, siempre está al servicio de los demás.
Así es para darles alojamiento imprevisto, ella siempre soluciona.
Experiencias para Compartir
Estar dispuesta a ofrecer servicio te conduce a dar siempre lo mejor de sí, he experimentado ese estado de plenitud. Cuando a través de mis vivencias puedo darle ejemplos concretos a quienes se me acercan.
Recuerdo a Yemily, ella me dice que yo siempre tengo una respuesta que le da claridad a sus inquietudes y lo que más admira es que uso mis experiencias para ejemplificar.
Si usted lo logró yo también lo puedo hacer, esa expresión me la dijo un día. Claro estaba dispuesta a recibir la ayuda y mis vivencias le sirvieron de motivación para vivir sus propias experiencias.
En mi trabajo como coach y docente he usado mis experiencias como metáforas, han resultado ser una buena técnica.
Te invito a experimentar el estado de servicio, estar siempre en la mejor actitud de ofrecer lo que tienes lo que sabes y lo que puedes, pero también estar dispuesto a recibirlo. Es gratificante.