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La humildad como factor decisivo para nuestro crecimiento profesional

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En el mundo corporativo existe una lucha constante de egos. Vivimos continuamente en una guerra para ver quién tiene la razón, más poder, quien puede más o sabe más. Manejar tal comportamiento es un factor decisivo para nuestro crecimiento profesional.

La realidad es que todo eso es un juego e ilusión en la que nos mantiene nuestro ego. Si lo analizas a detalle te darás cuenta de que tal vez en la empresa en la que laboras “eres el puesto que tengas”. Pero fuera de ella, eres una persona más. 

Y es aquí cuando se vuelve indispensable desarrollar la humildad, ya que nos ayudará a crecer tanto personal como profesionalmente. Cuando pensamos que siempre tenemos la razón, que todos están mal menos nosotros. Que nadie tiene nada que enseñarnos y sobre todo cuando no queremos aceptar nuestros errores. Ahí nos estamos convirtiendo en la persona que limita su propio crecimiento.

¿Cómo puedes desarrollar la humildad en ti y en el trabajo?

Siempre da las gracias. Aunque la acción sea obligación del otro siempre agradece lo que el otro haga y se especificó en lo que agradeces. Por ejemplo: muchas gracias por entregarme el reporte a tiempo.  ¡Gracias por dejar mi oficina tan limpia y ordenada, me ayuda a enfocarme mejor!

Empieza a agradecer lo que te gustaría que otros te agradecieran a ti. Esfuerzo, tiempo, trabajo, dedicación, empeño.

Acepta tus errores. Sé que es incómodo aceptar que nos equivocamos. También reconocer que después de todo no teníamos la razón. Pero, aceptar que no eres perfecto y que cometes errores te va a ayudar a ser mejor, a crecer y sobre todo a madurar. Cuando no aceptas tus errores, solo limitas tu propio crecimiento y a la única persona que afectas es a ti mismo. Porque al final tú eres el que no crece.

 

No minimices al otro. Cuando hacemos comentarios despectivos hacia el otro, para nosotros sentirnos mejor o para hacerles ver que están mal, lo único que hacemos es disfrazar nuestra propia inseguridad, nuestros propios miedos y mostramos la ausencia de autoestima que hay en nosotros. Cuando te caches haciéndolo pregúntate ¿Qué quiero demostrar?, ¿Para qué lo hago?, ¿Qué gano con “minimizar al otro”?

 

Enfócate en el otro – Nuestro ego, nos hace tener la falsa creencia de que todo y todos giran a nuestro alrededor, la realidad es que no es así. Por ello, enfócate siempre en el otro, pregúntales de corazón ¿Cómo se encuentran?, analiza ¿Cómo puedes ayudarlo?, ¿Qué puedes hacer para que su trabajo sea más fácil?

Un factor decisivo

 

Todos tenemos necesidades, pero ningún ser humano nació solo para cubrir las tuyas. Ayuda a los otros con la simple intención de servir. Recuerda si los demás crecen, tú también creces.

No recuerdes ni eches en cara tus logros. Hacerlo es claramente un síntoma de superioridad y soberbia. En lugar de ello, felicítate en silencio cada vez que hagas algo, que cumplas una meta u objetivo. Aplaude tus logros, celébralos y prémiate.

Cuando no somos humildes la vida nos trae situaciones que nos ayudan a serlo. No como castigo, si no como una forma para recordarnos: este no es el camino, esto no te define y este no eres tú. Esto se convierte en un factor decisivo para elegir crecer o sufrir.

Eres más, de lo que tu ego te hace creer. Eres más extraordinario de lo que piensas. Solo elige reconectar con tu esencia, con tú yo más profundo y con quien realmente eres.

Izcaret García Flores

Ver también La generosidad como clave de nuestro crecimiento

Vídeo La humildad, la máscara, la sombra, el ego

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