Contribuir con el Primer Equipo: La Familia

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Mucho se nos enseña desde pequeños sobre lo qué es la familia. Pasando desde el concepto: primera célula de la sociedad hasta el grupo de personas que conviven con nosotros. Nos brindan afecto y protección.

Actualmente enseñamos a los niños como contenido programático escolar los diversos tipos de familias. Monoparental, biparental, extendida, mixta. Así lo pequeños van haciéndose tolerantes, abiertos a la posibilidad de acoger la idea de la diversidad, en la Gran Familia Humana.

Sin embargo, esta idea valiosa perdería sentido sino inculcamos además el afán de unión y colaboración. Entendiendo unión más allá de la distancia.

A veces podemos estar muy cerca pero al mismo tiempo totalmente fragmentados en comunicación y amor, o viceversa. Me refiero entonces, a la unión del corazón. Al conocer las necesidades de quien vive a mi lado o de aquel que amo en la distancia para así poderle contribuir.

Dice Jodorowsky padre de la psicomagia:

«Lo que das te lo das, lo que quitas te lo quitas»

¿Cómo contribuye la Familia?

 

Aplicando estas palabras a nuestro concepto de familia, podemos entenderlas perfectamente. Sabemos la satisfacción de una madre al alimentar bien a sus hijos, de un padre que disfruta un juego de fútbol con los otros varones del clan.

De la ilusión de los niños al celebrar algo en casa, de la expectativa sorpresa de comunicarse vía online con aquellos que tenemos tiempo sin ver. En la familia la felicidad de uno se convierte en la felicidad de todos.

Es la forma más fácil o evidente de como contribuimos, aportamos, conscientes o no, a nuestro primer y pequeño equipo: nuestras familias.

A veces también aportamos temores, miedos, carencias. Obviamente, eso es una contribución densa y poco saludable.

Entonces es muy inteligente emocionalmente, hacernos la pregunta constante: ¿En qué ayuda esto al grupo? ¿En qué nos hace crecer?

De estar forma estaremos atentos sobre cuál es la forma de dar. Reconocer si estamos satisfechos con ello y cuál es la forma que los otros dan, e igualmente, si estamos satisfechos con ello.

Al entender la sinergia del grupo familiar se avanza más rápido hacia las metas comunes. Si logramos dominar dicha competencia consciente de cómo contribuimos y cómo lo hacen los demás, podemos revaluar el proceso para optimizarlo cada día más.

Apoyar a los niños en reforzar la idea que pertenecen al equipo familiar. Hacerles saber lo valioso de su contribución, les hará más felices a ellos y por ende al grupo.

Es este primer concepto, el que los hará empáticos  en otros grupos al que pertenezcan y finalmente, seres dadores y magnánimos para la Gran Familia Humana que les espera con el mismo deseo de felicidad.

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