Ser generoso o egoísta parece ser comportamientos opuestos. Está bien visto ser generoso y mal visto ser egoísta.
Está permitido pensar en los demás y castigado pensar en uno mismo.
Pero, ¿podrías sobrevivir si solo te ocuparas de alimentar a los demás?
¿Podemos amar a los demás si no nos amamos a nosotros mismos?
¿Cómo podemos valorar los dones y virtudes de otra persona si no vemos los nuestros?
¿Cuidaríamos a los demás si no nos sentimos bien con nosotros mismos?
¿Acaso crees que puedes dar algo que no tienes?
En absoluto. Aunque seas generoso, lo que realmente estás entregando al otro no es lo que tú crees que das sino lo que llevas dentro.
Recuerdo esa época de mi vida en la que consideraba que los demás eran más importantes que yo. Puedo confesar que aunque daba todo lo que tenía, en el fondo la energía impregnada era de agotamiento, resignación y tristeza.
A pesar de todo, la sonrisa nunca faltaba. Pero hoy entiendo que no era pura, sino un simple reclamo para atraer amor de afuera.
Por eso te invito a que reflexiones si de verdad te gusta ayudar a los demás y ser generoso. Pregúntate:
– ¿Desde dónde lo hago? y ¿qué es lo que espero a cambio?
Porque siempre esperamos algo a cambio.
Eres generoso o egoísta
Un ejemplo muy claro se ve cuando emprendemos y queremos vivir haciendo lo que nos apasiona. Pero a la vez somos incapaces de ponerle precio a nuestros servicios.
De alguna forma se cree que el dinero mancha el deseo de ayudar.
Por eso yo siempre pregunto: Si no cobras por lo que haces, entonces: ¿qué es lo que esperas a cambio? ¿Gratitud, te devuelvan el favor, hablen bien de ti, que te quieran?
Si no eres generoso contigo mismo para darte atención y cuidado, para preguntarte qué necesitas y qué te falta, qué te angustia o qué te bloquea, tu generosidad hacia los demás no podrá ser pura. Sino que se convertirá en una forma de manipular inconscientemente al otro.
Sé que esto puede sonar muy fuerte, pero es hora de mirar hacia adentro y ser honestos con nosotros mismos y con el mundo.
De nada sirve esconder nuestras sombras pues cada vez serán mayores y más difíciles de esconder.
Sé generoso contigo mismo e invierte tiempo y dinero en tu crecimiento personal. La consecuencia será que tendrás tanto que dar que será imposible no hacerlo.
Siempre desde adentro hacia afuera. Es momento e reconocer si estás siendo generoso o egoísta.
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