Hay quienes piensan que ser ordenado en las finanzas implica ser rígido, controlador y aburrido. No obstante, si consideras que una buena administración depende de la cantidad de tus ingresos o la capacidad de compra con ese monto, es momento de que te detengas. Cuando tu salario es lo que define la forma en la que vives, entonces necesitas conocer los beneficios de hacer un presupuesto.
Conoce tu mundo financiero. Saber manejar tu dinero no es una consecuencia natural sólo por tener un ingreso regular. Conocemos muchas personas que ni siquiera saben cuánto ganan y dejan de gastar cuando la cuenta llega a cero. Sobreviven mes a mes adquiriendo deudas que luego resienten. Y su manera de relajarse es haciendo compras de cosas que parecen buenas y útiles, y terminan sin uso en alguna esquina de la casa.
Es cierto que con frecuencia ocurren imprevistos que te llevan a gastos no contemplados. No obstante, esa incertidumbre debería impulsarte a tener fondos para encarar las eventualidades, en vez de asignar únicamente al universo como estructura del sustento. Si bien la vida siempre te dará acceso a los recursos, la sensatez de saberlos encontrar y aprovechar, te corresponde a ti desarrollar.
Hacer un presupuesto significa sentarte a planear lo que quieres hacer y expresarlo en dinero. Así podrás reconocer si lo que deseas está alineado con tus recursos y capacidades para lograrlo. También facilita el proceso de obtención de lo que anhelas, por lo que el proceso será más ameno y provechoso.
3 beneficios de hacer un presupuesto
1. Conocerte a ti misma.
Sí, saber en qué eliges gastar y cómo lo haces es descubrir como funciona tu mente. Ahí se revelan las creencias que te dirigen, así como también de que manera afrontas emocionalmente un tema tan incómodo como lo es el dinero. Esto último es así no porque el dinero sea malo. Más bien se relaciona a creencias y tradiciones que varían según la cultura. Por ejemplo, pensar que quien tiene mucho dinero es una persona superficial y egocéntrica, y que sólo los pobres son buenos.
2. Adquirir orden en tus finanzas.
Saber cuánto ganas, en qué lo gastas y revisar si tus ingresos sostienen con facilidad el estilo de vida que elijes es información para tu tranquilidad. El mundo cambia cada vez más rápido y el conocimiento es poder. Ser consciente de tus finanzas te da la capacidad de tomar decisiones para ajustarte a las circunstancias sin que eso implique pérdidas materiales irrecuperables o profundo daño emocional.
3. Usar tu dinero para construir la vida que deseas y no para sobrevivir.
Tal vez pienses que el dinero es necesario para mantenerte viva. No obstante, el dinero no compra la vitalidad, tan sólo te permite adquirir comodidad. Esto significa que facilita el acceso a ciertos productos o servicios, por lo que te ahorras tiempo y energía. Aunque lo más importante no se puede comprar. Puedes pagar por atención médica, aunque no por salud. El dinero no te ayuda a comprar una vida emocional estable y sana. Tampoco es lo que te permite construir y sostener vínculos significativos, entre otras cosas.
Hacer un presupuesto te ayudará a usar tu dinero para construir bienestar. Recuerda que quien dirige el dinero eres tú, así que te corresponde decidir si eres esclava de las circunstancias o eres libre de elegir lo que más te conviene.
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