Has escuchado o te han dicho frases como esta:
«Ese niño ya tiene un año, ya debería estar caminando»
«Ya esa niña cumplió los dos años, es hora de que deje los pañales»
«¿Tiene 3 años y todavía no las llevas al colegio?»
Muchas veces he sentido que hoy la sociedad concibe la vida de los niños como un plan milimétricamente planificado.
Tienen ya una fecha y casi que la hora también en la que deben empezar: hablar, caminar, comer solos, dejar los pañales, ir al colegio y así un largo etcétera.
Pero este plan se aleja bastante de las necesidades, capacidades y habilidades de los niños durante su proceso evolutivo.
De paso este plan al parecer perfecto, es promovido por muchas autoridades como pediatras y maestros por mencionar sólo algunos.
Los padres por nuestra parte, desconectados de nosotros mismos y por ende de nuestras pequeñas crías.
Empezamos a empujar a nuestros hijos hacer cosas.
Sin verificar si tienen todavía el desarrollo neurológico, emocional o psicológico que se requieren para lograr dichos hitos.
Es por ello que te quiero mostrar 2 situaciones en las que los padres creamos un sentimiento de incapacidad en nuestros hijos.
También de inseguridad o insuficiencia porque no tienen la capacidad o aptitud mínima para algo en determinado momento.
Control de esfínteres:
Existe una regla generalizada que dice que un niño máximo a los 2 años debe controlar los esfínteres. Esto no es una norma sin excepciones, es una generalización.
La mayoría de los niños pueden controlar los esfínteres sin problemas alrededor de esta edad, porque alcanzan la madurez neurológicamente para eso.
A otros les lleva un poco más de tiempo, incluso hasta los 3 años y no pasa nada malo con él si le lleva ese tiempo extra.
Forzar a tu pequeño hijo a controlar los esfínteres antes no es sinónimo de adelanto ni de que sea súper dotado.
Es hacerlo sufrir por un proceso evolutivo al cual no ha llegado, es hacerlo sentir incapaz y por ende inseguro de sí mismo.
No acompañarlo emocionalmente en la adaptación al maternal o preescolar:
Entiendo como mamá trabajadora que ninguna queremos dejar a nuestro pequeño niño al cuidado de un tercero desconocido, aunque por diversas circunstancias a más de una nos toca inscribirlo en uno de estos centros.
Pero lo que no puedo comprender es que normalicemos el sufrimiento del niño.
Que nos digamos mentiras tales como «es que la guardería le hace bien: para que socialice, para que aprenda»
No señores, el nombre de este tipo de centros lo dice «Pre-escolar» que significa antes de la etapa escolar.
Un niño de 0 a 6 años, debe permanecer en contacto permanente y seguro con su madre.
Por ser niños que se encuentran en la primera infancia (de 0 a 6 años), no tienen la madurez emocional para gestionar sus emociones.
Desestimar sus manifestaciones (llanto, berrinche, morder a otro) y culpabilizarlo (diciéndole no llores, ignorándolo, regañándolo), lo que hacemos en crear un sentimiento de insuficiencia, ya que le estamos pidiendo más de lo que pueden en ese momento.
Por ello mi invitación es a reflexionar, en aquellas situaciones retadoras en el comportamiento de nuestros hijos. O si lo que esperamos de ellos está de acuerdo a sus verdaderas posibilidades.
Para que desde allí puedas tener una actitud más empática con tu hijo y logres mejorar su comportamiento positivamente de forma notable.
Créeme te sorprenderás.
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