¿Otra vez te contactó ese amigo para hablarte del “negocio del año? ¿Escuchas a tus compañeros de trabajo discutiendo acerca de esas inversiones que aún no entiendes? Nos dicen que el dinero hay que “ponerlo a producir” pero la verdad es que aún no sabes en qué invertir. Aquí te voy a contar 3 cosas que debes saber antes de entregarle tu dinero a alguien, para que te lo multiplique.
Hace 2 años que Natalia renunció a su empleo para lanzarse en la piscina del emprendimiento y la “libertad financiera”. Bajo la premisa de poner su dinero a trabajar para ella, comenzó a buscar opciones de inversión.
En su viaje a Panamá, conoció a un ambicioso emprendedor que le presentó un proyecto de taxis con propósito social. Natalia no lo pensó mucho y le entregó 24 mil dólares a este emprendedor.
Unos meses después ella me contacta, triste y decepcionada, para contarme que perdió el dinero de manos de un estafador. Más nunca supo del negocio, de su dueño ni del dinero que ahorró durante tantos años en el marginado empleo.
Invierte en Planes, no en Ideas
El mundo está lleno de gente ingeniosa, pero muy pocos tienen la capacidad de materializar esas ideas. Vivimos con la creencia de que el dinero es lo que pone un negocio en acción. Pero nada más lejos de eso.
Yo también vi cómo se perdían más de 100 mil euros en un proyecto que nunca vio la luz. Su creador no se fue a la fuga, pero sí que salió de la sociedad con aires de víctima. A pesar de ser él quien se gastó el dinero en cosas personales que no tenían relación con el proyecto.
No importa que tengas frente a ti a la persona más entusiasta del mundo. Asóciate con personas que tengan evidencias claras de ser alguien responsable.
Tu mente siempre te preguntará si estás frente al próximo Mark Zuckerberg. Pero créeme que eso siempre será la excepción, no la regla. Unicornio es unicornio, y si eres un inversionista novato aún no has desarrollado olfato para identificar el próximo negoción del año. Mientras llegas a ese nivel, asegúrate de invertir tu dinero en planes claros y congruentes.
Si debes actuar rápido, no inviertas
A nivel neurológico, poseemos un sistema reactivo, llamado Sistema I, que cuando está activo no nos deja razonar. Este sistema altamente emocional pero incapacitado para discernir, es el objetivo de quien te presenta “el gran negocio de tu vida”. Cuídate de quien te emociona, porque esos son los que te llevarán al error con mayor facilidad.
Cuando realmente alguien te está presentando un buen proyecto, siempre va a respetar tu tiempo de análisis. Es el tipo de persona que te va a dar toda la información que necesitas a nivel de planificación, estudio de riesgos, bases legales, fianzas y planes alternos. Asegúrate de invertir con gente que se toma el tiempo de darle cuerpo y estructura a su idea. El entusiasmo no genera confianza, el compromiso sí.
Si es un negocio local, revisa la caja
Cuando estás invirtiendo en un negocio local o en un establecimiento físico, las personas suelen valorarla por el monto de su inventario. Esto es un error, porque el inventario por sí mismo no valora un negocio. Si realmente te interesa el negocio, pide un tiempo de prueba para conocer cómo se mueve la caja durante un mes. El dinero que entra y sale del negocio es lo que realmente valora ese negocio.
Este consejo se lo di hace 5 años atrás a un amigo. El primer negocio a quien le propuso esta prueba le puso varios “peros” lo cual despertó sus sospechas de posibles verdades manipuladas. El segundo negocio lo recibió con los brazos abiertos durante un mes completo. Al final del mes mi amigo sabía no sólo del negocio y su flujo de caja, sino que ya había entablado una relación más personal con el dueño del negocio.
Si vas a meter el fruto de tu trabajo en un negocio, asegúrate de hacer las diligencias necesarias antes de tomar una decisión. Si te presionan o juegan a “invierte ya” entonces mejor no inviertas y ahórrate posibles pérdidas innecesarias. Como el caso de Natalia (cuyo nombre cambiamos para cuidar su identidad) hay muchos allá fuera, que nadie cuenta por vergüenza, pero que deja lecciones claras a quienes aprenden por cabeza ajena.