Cuando analizamos el comportamiento de alguien que gestiona sus finanzas con excelencia, nos damos cuenta que esto va mucho más allá del dinero. En esta oportunidad vamos a analizar las diferentes aristas de incertidumbre que existen en la gestión financiera personal.
La incertidumbre es la incapacidad de saber lo que va a suceder. Durante años hemos buscado maneras de satisfacer nuestro deseo de control. Pero está demostrado que nuestro cerebro, no tiene la capacidad de gestionar esa sensación de no saber lo que pudiera pasar el día de mañana.
La buena noticia es que el campo de la neurociencia ya entendiendo como tomamos decisiones en medio de la incertidumbre, y nos da herramientas valiosas. Tomar decisiones de dinero en medio de lo que parece incierto, es cada vez más posible. A continuación te presento 3 formas de gestionar la incertidumbre, para tomar decisiones de excelencia.
Riesgo
El riesgo es la probabilidad estadística de que algo se salga de lo planificado. Al ser parte de la estadística, en realidad estamos utilizando el pasado para predecir el futuro. Esto funciona cuando se trata de un comportamiento cíclico. Pero no es de mucha utilidad cuando estamos frente a algo completamente nuevo.
A nivel financiero, el riesgo es uno de los indicadores más utilizados. Tanto en entidades bancarias como en empresas de seguro y hasta en casinos. Cuando tomamos decisiones desde la pasividad, el riesgo puede describir con facilidad nuestro comportamiento, porque decidimos lo mismo que la masa. Aquí es cuando una crisis económica se lleva a la gran mayoría de las personas al quiebre. O se crean las burbujas financieras en un santiamén.
Sorpresa
La sorpresa es el resultado que supera la probabilidad estadística. Es cuando experimentamos un hecho sin precedentes, sin referencia y sin saber si podrá repetirse. Lo interesante es que, si no somos conscientes, podemos tratar un riesgo como una sorpresa. Esto pasa porque aún estamos en modo sobrevivencia y no nos tomamos el tiempo para entender lo que está sucediendo alrededor, no lo vemos a largo plazo o buscamos evitar el sentimiento de estrés.
Un ejemplo de sorpresa puede ser que alguien nos saque dinero de nuestro bolso sin darnos cuenta, donde no hay nada que hacer. En caso contrario, un ejemplo de riesgo es cuando nos clonan la tarjeta de crédito. Aunque para nosotros parezca sorpresa, para la institución emisora de la tarjeta es un riesgo (esa es la ventaja de ese plástico maravilloso). ¿Cómo gestionar con excelencia una sorpresa? Aprendiendo de la experiencia, porque no hay nada más que hacer.
Volatilidad
La volatilidad corresponde al comportamiento inestable de un factor en un entorno. Al principio parece ser una sorpresa, pero al convertirse en constante y estadísticamente descriptible, ya deja de ser sorpresa para convertirse en volatilidad. La volatilidad describe comportamientos extremos pero predecibles. Un caso particular de una volatilidad a nivel financiero, es una crisis económica o un suceso que saque de orden la economía local.
Un ejemplo de volatilidad es una economía hiperinflacionaria. A pesar de lo complicado que pueda resultar para quien está dentro de ese caos, siempre es posible planificar y gestionar efectivamente las finanzas en ese entorno. ¿Qué nos bloquea de poder lograrlo? Lo único que no cabe en una hoja de cálculo: las emociones. Si enfrentas la situación con angustia, rabia, dolor o apego a “lo que era”, llevarás todas las de perder.
Ya sea riesgo, sorpresa o volatilidad, algo muy importante que debes saber es que, aunque la neurociencia aún no ha descubierto la “fórmula perfecta” para gestionarnos ante la incertidumbre, nada te será de mayor utilidad que mantener la calma para decidir con claridad. Espero que esta guía sea de valor, y cada vez que sientas miedo, te preguntes cómo puedes transformar ese miedo en algo más útil para tu vida.