Como emoción, es básica, ya de eso hay mucho que leer. Sin embargo, la alegría desde mi percepción, es un estado en el que se expresa y se manifiesta el gran sentir de plenitud y gozo.
Se es pleno en tiempo presente, y te llena de gozo esa sensación. Por lo que es una decisión desde tu sentir. No obedece a las influencias del exterior, pues es una disposición propia.
Es la capacidad de sentirla cada instante de tu vida. Más allá de las circunstancias de tu entorno. Y esta es una manifestación de tu habilidad para responder a las realidades vividas.
Es como una película donde vas transitando escenas. No son duraderas. Sin embargo, se puede aprender a fluir con estas para estabilizar cualquier otra emoción que estés transitando.
Vivir con alegría
La alegría te llena de energía. Tu cuerpo se transforma, tu mirada es viva, los ojos brillan. Es la expresión más reciente que tengo en mente, manifiesta en mi nieto Neovanis en la celebración de su cumpleaños.
Aun sabiendo que no se puede estar en permanente alegría, es fundamental aprender a sentirla. Cuando te llegan situaciones dolorosas a tu vida y en la que sientes que no puedes salir de ellas, la alegría es como el dulce, la chupeta, pequeñas probaditas para ir cambiando los ánimos.
Es bueno aprender a reconocer nuestros estados emocionales, vivirlos y trascenderlos. La alegría, como uno de ellos te apalanca para modificar la bioquímica de tu cuerpo en situaciones emocionales desfavorables.
Creer que se puede vivir permanentemente en este estado es equívoco. Por el contrario, quien pretende estar en esa emoción siempre, es como la chupeta, te empalaga y te agota.
Te invito a encontrar la alegría en tu vida. Es un buen ejercicio para conectar con el momento presente y mejorar tu salud emocional.