Nuestro país es el universo, nuestro idioma es el amor, esa vibración que nos conecta de corazón a corazón. Hay resonancia cuando la música convierte nuestras voces en dúos o coros afines. Una nueva pareja es la celebración de la vida, huracán de pétalos, lluvia de colores. Despertar es amanecer a otro tiempo. Extender el silencio como una alfombra mágica y decodificar sus elocuentes enseñanzas.
El amor incondicional, es el único recurso legitimador de la convivencia de dos personas. Ninguna mujer vino a la tierra por razones conyugales o reproductivas. Ninguna necesita al otro para ser feliz. La felicidad es condición natural, el amor es un estado de consciencia que requiere la felicidad previa. Necesitamos a otro, un compañero o compañera, para compartir la felicidad que tenemos. Para volar en la misma dirección, pero cada uno con sus propias alas. Sin embargo, volar en soledad no sólo es posible. Muchas veces es recomendable levantar vuelos más altos y dinamizar nuestro crecimiento.
Busca con el corazón
Acércate al campo energético del otro cuando hayas aprendido a no depender de nadie. Sin embargo, acércate a su ausencia, acaricia la huella dejada. Agradece el haberse marchado cuando el apego o la dependencia intente germinar en tu conexión. Recuerda que la vida es movimiento. Sólo estás incompleta cuando permaneces dormida. Para completarte necesitas despertar y palpitar tu crecimiento. Si quieres hacerlo sola, enhorabuena. Si deseas acompañante en tu viaje, elige a quien tenga alas y que esté dispuesto a volar en la misma dirección.
Está claro que el amor conyugal es ficción. Destinada a subordinar a la mujer a un modelo civilizatorio que la prefiere relegada a labores secundarias.
No todas las mujeres están predestinadas a la maternidad o al matrimonio. Es probable que no más de un tercio de la población femenina pueda alcanzar niveles de bienestar en una relación conyugal. Ni que la mantenga junto a su esposo hasta que la muerte los separe.
Otro tercio requerirá experimentar la vida en pareja durante una o dos etapas de su vida. Luego, recuperada la independencia, continuar su crecimiento sin nadie a quien pedir permiso o explicar lo que su alma le pide.
El último tercio de las mujeres no necesitará en absoluto la experiencia conyugal. Esta situación tiene que ver con su historia personal. Con la historia ligada a otras encarnaciones previas, o simplemente por la personalidad y educación que recibieron en la actualidad. Cuando mujeres como éstas intentan vivir en pareja, la experiencia resulta un total fracaso, sin importar si el compañero era buena persona.
No estar casada no equivale a estar buscando pareja. Nuestros antepasados fueron toda su vida solteros. O experimentaron otras modalidades de convivencia en las cuales el matrimonio, como conocemos ahora, no era necesario. Más aún, en su perfil obligatorio vinculado al pecado del adulterio y con características monógamas.
Una nueva pareja
Elegir pareja requiere mucho tiempo y previamente conocerse uno mismo. También saber manejar las emociones, poder expresar lo que realmente buscamos. Incluso ser feliz de antemano y la seguridad de querer compartir nuestra vida con alguien. Se trata de que cada uno aporte su felicidad, que cada uno vuele con sus alas y en la misma dirección.
Tener pareja no es imprescindible. Sin embargo, si tu corazón anhela caminar acompañado, educa a tu compañero para comprender tu proceso. Para no interferir en tu crecimiento y respetar tu libertad. Si estás en condiciones de elegir, busca por afinidad vibratoria. Asegúrate que sea buena madera que se deje esculpir. Que tenga el valor de patear el machismo y estremecerse contigo en un atardecer cualquiera.
La nueva pareja es compañerismo supremo y libertad compartida. Es caminata conjunta respetando el ritmo de cada uno. Es paciencia inacabable y creativa consistencia, es consciencia de finitud. Saber que esto, por muy hermoso que sea, un día concluirá. Es tener la capacidad de disfrutar de todo y celebrar incluso la separación cuando ella sea inevitable. Invitar a los amigos al igual que en una boda, para despedirse festivamente. Cada uno por separado, podrá celebrar adicionalmente la despedida de casada. Fiesta que da la bienvenida a otra etapa de la vida.
Es posible una nueva pareja. Como también, que uses un vestuario de luz y que te vistas con alas. Porque la vida siempre da nuevas oportunidades, en especial cuando las ganas de vivir, pase lo que pase, permanecen intactas.
Tomado de: MUSA, El retorno de la mujer sagrada
Chamalú
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Vídeo ¿Qué es la nueva pareja y cómo se logra?