¿Sabías que todo lo que estás recibiendo, manifestando, viviendo y experimentando en tu vida es un reflejo de lo que hay dentro de ti?
Cuando digo dentro de ti me refiero a toda la información que hay en tu mente inconsciente y en cada célula de tu cuerpo. Como son tus creencias, tus miedos, tus hábitos, tus conflictos y tus heridas emocionales.
Todo esto es como si fuera el filtro que le da a tu mente la base para interpretar cada cosa que te sucede. Es como el tinte que da color al cristal de las gafas con las que ves el mundo.
Por ejemplo, si tienes una creencia de que el dinero cuesta mucho esfuerzo ganarlo y además crees que corrompe a las personas, seguro que estarás viviendo con muchas dificultades económicas y trabajarás desde el sacrificio, igual que lo hicieron tus padres y tus antepasados.
Si en tu infancia tus amigos del colegio se reían de ti, probablemente en la adultez seas una persona con pocos amigos y sientas miedo y vergüenza a la hora de exponerte ante los demás.
Y es que las experiencias de la infancia, los patrones heredados de nuestros padres y todo lo aprendido en el camino, son los elementos que van dando forma a nuestro presente y lo harán con nuestro futuro a menos que hagamos algo para evitarlo.
Por lo tanto, cuando te suceda algo que consideras mala suerte o culpa de otro, detente un momento y pregúntate qué tiene que ver eso contigo. Y si además aparece en tu cabeza el típico pensamiento… «ya lo sabía yo…» o «me lo imaginaba…», es la prueba de que muy probablemente y aunque te pese, esa manifestación ha sido creación tuya, inconscientemente, pero tuya.
La ciencia, a través de la física cuántica, ya ha demostrado que el observador determina lo observado. Esto significa que la realidad que ves cambia según quien la observe, y aunque tú pienses que la realidad es igual para todos, no es así.
Lo que manifiestas
La buena noticia es que si tú eres el responsable de lo que manifiestas, también tú tienes el poder para cambiarlo.
Por el contrario, cuando pensamos que aquello que nos sucede y no nos gusta, es por culpa de algo o alguien externo a nosotros, nos convertimos en esclavos de la situación pues creemos que solo nos queda quejarnos y resignarnos.
Esa actitud se llama victimismo, y no te ayuda en absoluto a manifestar lo que tú deseas.
Por lo tanto, coge responsabilidad de tu vida, de tus acciones y de todo lo que te pasa… y tendrás el poder para construir tu vida tal y como tú la deseas. Lo que manifiestas habla de ti.
Ver también Sabiamente humano