¿Tienes un negocio? ¿Vendes algo? ¿Prestas un servicio? ¿Has escuchado hablar del marketing relacional?
¿Aquel que te ayuda a construir relaciones satisfactorias y a largo plazo para fidelizar a tus clientes? ¿Creerías que tus hijos pueden enseñarte algo sobre este tema? ¿Y convertirse en tus motivadores para desarrollar nuevas habilidades en esa área?
En general los consumidores se sienten ligeramente satisfechos. Con frecuencia se sienten muy frustrados por los bajos niveles de servicio al cliente. A esta conclusión llegaron el equipo de M & M Global. Podríamos decir entonces que los clientes están demandando una mejor atención más allá de la transacción comercial. Que los traten de manera que se sientan especial.
Pero, tranquilo. Si todavía no sabes muy bien de que va eso, no eres el único. Pero tus hijos pueden darte grandes lecciones sobre la importancia en la calidad y cantidad de tus interacciones.
¿Qué más quiere mi hijo de mí?
Cuando se tiene hijos, implica una larga lista de cosas por hacer “para ellos”. Al principio no pueden valerse por sí mismo, así que debes encargarte de alimentarlos, asearlos, trasladarlos de un lugar a otro, mantener limpio el lugar donde pasan su mayor tiempo. Lo que involucra que generes ingresos para poder cubrir todos los gastos y una gran inversión de tiempo en hacer.
Y cuando finalmente está llegando el final del día, y te encuentras agotado de todo lo que has hecho “para tu hijo”. Te das cuenta de que él está demando tu atención, quiere hablar o balbucear. Quiere jugar, que lo mires, muchos piensan padres piensan ¿Qué más quiere de mí? He pasado todo el día haciendo cosas para él, pasando por alto que no hiciste nada “con él”.
Aunque todos esos quehaceres son importantes y son nuestra responsabilidad, si nos enfocamos en hacer solo eso, nos olvidamos de ellos como seres humanos que precisan mirada, atención y que anhelan sentirse valiosos para nosotros. Cuando al final del día tu hijo quiere jugar contigo, recuerda qué solo te está diciendo que todo lo que hiciste está bien, pero aún te faltó darle de tu presencia.
Lo que aplica perfectamente para tu negocio, si te centras en mejorar y perfeccionar todo el proceso hasta la venta, eso es bueno, pero no puedes creer que el trabajo terminó allí, no olvides acompañar a tu cliente luego de la transacción, ¿le fue útil? ¿era lo que esperaba?, continúa dándole tu presencia y demostrándole que es valioso para ti.
Cómo ves tu hijo solo te entrena para que seas consciente que el trabajo duro no termina con una lista de quehaceres, que siempre puedes entregar algo más: tu atención y tu tiempo.
Así que la próxima vez, que creas que tu hijo está demandando mucha atención, reflexiona si te estás enfocando solo en el proceso y no en la experiencia con el otro, y en ¿cuáles otras áreas de tu vida estás haciendo lo mismo?