Es un acuerdo común que con la llegada de un bebé parece que todo entra en caos, especialmente para mamá. También sentimientos encontrados. Una sensación de pérdida de control sobre sí mismas, porque todo gira en función del bebé. El cual no puede valerse por sí mismo e inalterablemente requiere tanto de nosotras para sobrevivir.
Todas pasamos por esos días de trastorno, que no sabemos cómo se pasan las horas. O lidiar con nuestra creencia de que no debemos estar allí sino en otro lugar o haciendo otra cosa. Y es justo en este punto donde se tiene la oportunidad para experimentar serenidad.
Estoy donde estoy y estoy bien
Un bebé es altamente demandante y nadie nos prepara para eso. Solo cuando lo vivimos entendemos la dimensión de lo que se entrega para la simple sobrevivencia del niño. Entramos en conflicto con lo que creíamos cierto hasta ese momento, con el auto concepto que nos habíamos forjado. Se supone que debemos poder hacer esto o lo otro, ir o venir a determinado lugar.
Eres la adulta y debes tener el control de todo. De lo que se va a hacer en el día, cómo y cuándo. Pero la realidad es otra, es el bebé el que está marcando la pauta. De cuándo tú puedes comer o no, del tiempo que puedes separarte de él hasta de las horas de sueños de las que puedes disfrutar. Justo allí puedes elegir dos caminos totalmente diferentes.
Seguir en conflicto entre lo que estás viviendo y lo que crees que debería ser. O seguir luchando por ser y hacer las mismas cosas que hacia la mujer que eras antes de ser mamá. Tal vez aceptar el momento presente tal cual es, sin juzgar, ni analizar, sin resistirte solo como una observadora tomando consciencia del momento presente.
Tomar el segundo camino, el de la aceptación, te hace volver otra vez a tu centro, permitiéndote darte cuenta de cuáles son las infinitas opciones que tienes para actuar, te da la serenidad de saber que estás en el lugar correcto haciendo lo correcto, porque sin ti, sin tu cuidado, sin tus atenciones, tu hijo literalmente puede morir y realmente el resto de las cosas pueden esperar o dejar de hacerse.
Ahora ya sabrás que cuando te encuentres en el medio del caos, puedes tomar la decisión de estar completamente en el momento presente, para retomar tu serenidad y actuar desde allí, haciéndote fluir de forma más ligera los retos de la maternidad.
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