Pasé buena parte de mi vida pensando de una forma minusválida. No saben lo que eso significa cuando eres adolescente, o cuando ya eres una joven adulta y quieres todo de la vida.
Eso de verdad es algo que queda impreso por un buen rato. Hasta que un buen día se comienzan a presentar esos seres que te irán diciendo que si vales, que si te lo mereces todo. Hoy se que atraje a mis Maestros perfectos.
Comparo la vida de mis sobrinas y la mía a esa edad eufórica de los primeros dieci algo o veintitantos. Y me siento felíz de verlas expresar todos sus talentos.
Cantan, estudian ballet, pintan, dibujan, estudian Física pura, son montañistas, tocan instrumentos y saben disfrutar cada segundo de su vida. Inteligentes y creativas. Y cuando las veo agradezco tanto la evolución de mi familia.
A mi me educaron señalándome todo lo que no debía hacer. Hoy puedo decir que tenía miedo de vivir experiencias de felicidad.
Que insólito ¿verdad? De soltar las amarras y atreverme a Ser quien quería Ser. Bueno digamos que no me pasó de joven, me pasa ahora de mayor.
Me gusta Ser quien Soy y allí radica el verdadero «merecimiento». Nos crío nuestra mamá muy sola y aunque ha sido una extraordinaria madre, ser feliz no era precisamente algo propio de su generación.
Por lo menos no era un estandarte como lo es ahora. Hace 50 años se vivía mucho desde el drama.
Merecer la plenitud porque estamos vivos
Nos merecemos una vida mejor, ser felices, abundantes, prósperos. Tener una pareja extraordinaria, una familia amorosa, un jefe justo.
Un país que nos ofrezca oportunidades, una vida cómoda, satisfactoria, estudiar lo que queramos. Ganar mucho dinero, viajar a todos esos lugares donde queremos estar.
Nos merecemos amistades maravillosas con quienes nos identifiquemos plenamente, un hogar hermosamente decorado. Comer rico, vestir con ropa bonita y adecuada.
Tener todo lo necesario para vivir cómodamente. Bailar, pintar, pasear, montar en bicicleta, escribir, hacer lo que nos gusta. Y cuando escribo esto me pregunto ¿Por qué no todos los seres humanos tienen esta vida que se merecen?
Y viene a mi esa frase que tanto nos repite el padre el CRP Francisco Giménez
«Si lo merecieras lo tuvieras»
Y digo claro…si lo mereciera, lo tendría, si nunca hubiésemos dudado. Hace tiempo tendríamos la vida que deseamos. Pero esta es la vida, un experimento que dura el tiempo perfecto y que nos va arrojando en cada ensayo y error un resultado único e irrepetible.
¿Qué significa merecer?
Hoy en día merecer, es ser genuinamente ese ser extraordinario que soy. Inteligente, creativa, bondadosa, amorosa, magnífica, espléndida, notable, victoriosa, empoderada difícilmente ese merecimiento tendrá una expresión en nuestro afuera.
Merecer significa que la persona primero reconoce su magnífica esencia en sí misma. Cuando conectamos vibratoriamente con esa esencia, todo lo que «merecemos» aparece y no por arte de magia.
Por arte de nuestra vibración alta y poderosa. Por eso es fundamental la congruencia entre lo que deseamos y lo que vivimos. Más aun entre lo que deseamos y lo que sentimos.
Yo les conté brevemente como me llegué a sentir en mis años más jóvenes, con la autoestima realmente baja. De verdad eso ha cambiado tanto que lo que hoy en día siento es indescriptible, un estado de bienestar donde todo lo que merezco lo tengo.
Disfruto de Ser quien Soy, como les conté son mis sobrinas. Disfruto de mis talentos, mis pasiones, de mi día a día y comparto mis experiencias desde una verdadera sintonía con la alegría, la armonía, la felicidad.
Claro que siempre hay contrastes de aquello que nos incomoda, o nos crean baja vibración. Pero nuestra labor es seguir con nuestro enfoque, con esa emoción dominante que nos genera bienestar. Seguir viviendo la vida que merecemos.
¡Mi vida es tu vida si te gusta mi reflejo ese donde soy Feliz!