¿Alguna vez has detallado a los niños jugando? ¿Lo concentrado que están en ese momento?
Tú seguramente no podrías estar tan concentrado como ellos. Estarías pensando que luego de allí tienen que hacer una compra para llegar a casa y hacer la cena. Luego recoger la casa, fregar y un largo etcétera que de cierto modo no te hace estar allí completamente. La mayoría de nosotros con seguridad nos ha pasado varias veces.
Por esta razón, me gustaría compartir contigo lo que he aprendido de mi hija mientras ella juega.
Mi Maestra del Disfrute
Quienes andamos en el camino evolutivo de forma con un poco de consciencia. Tenemos claro que las personas que nos rodean son nuestros maestros y los hijos no son la excepción.
Los niños sobretodo lo más pequeños, tienen algo genial y es que viven en un eterno aquí y ahora. Esto les permite disfrutar al máximo cada actividad que realizan.
Mientras juegan disfrutan un montón. No les importa mucho cuál sea la actividad en sí, ellos disfrutan a cabalidad la que estén haciendo en ese momento.
Por supuesto, tendrán unas actividades preferidas por encima de otras, pero no se auto limitan pensando me gustaría estar haciendo otra cosa. Juegan, disfrutan y le sacan el máximo provecho.
Viendo a mi hija jugar, he aprendido a disfrutar y saborear cada momento. Quizás sí tenga cosas que hacer luego o me gustaría más estar haciendo otra cosa, pero eso no me limita a disfrutar el momento presente.
¿Y te preguntarás pero por qué es importante que aprenda a disfrutar? Pues porque es algo que esta íntimamente relacionado con tu riqueza.
Harv Eker en su libro “Los Secretos de una Mente Millonaria”, nos dice que realizar actividades de disfrute, mejora tu sentimiento de merecimiento y fortalece tu músculo receptor (para generar riqueza es imprescindible saber recibir). Además, de que la energía que emites envía el mensaje de que vives en abundancia y que quieres todo lo bueno que tiene la vida.
Ahora que ya sabes lo importante que es el disfrute, podrás comenzar a realizarlo de forma consciente y al máximo como los niños, sin importar lo que estés haciendo, creando así el camino de la manifestación de tu riqueza.