Todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado algún problema o dificultad. Y es cierto que no es nada agradable para los sentidos.
Aunque una vez pasada la tormenta, somos capaces de sentir orgullo por haber sido fuertes y resilientes.
Sin embargo, hay un detalle importante que debemos tener en cuenta y que hace la diferencia entre vivir y ser felices. O simplemente sobrevivir y sumar años.
Por naturaleza todos tenemos esa fuerza interior que nos empuja a superar las barreras que se presentan en nuestro camino, pero la pregunta importante es:
¿Cuál es la emoción predominante que sentimos durante el suceso o incluso después de la tormenta al recordarla?
Si te das cuenta, los problemas que vivimos añaden a nuestra mente creencias de que la vida es dura. Que las cosas importantes solo se consiguen con esfuerzo y sacrificio.
Estas creencias y pensamientos nos llevan a sentir emociones de resentimiento, frustración y cansancio, físico y mental.
Y como bien sabes, estas emociones son las que nos acercan a la enfermedad y el sufrimiento y nos alejan de la felicidad.
Por eso es importante aprender a ser felices durante todo el proceso, y no solo cuando conseguimos resolver el problema.
Entonces, ¿qué es lo que hace la diferencia? Es decir… ¿cómo podemos ser felices en medio del problema?
El primer punto a tener en cuenta es:
¿Cómo interpretas tú las dificultades que llegan a tu vida?
¿Las vives como un problema o como un reto?
Esta pregunta es clave porque pone en marcha dentro de ti la fuerza que te impulsa a saltar la barrera. No desde la queja sino desde la motivación, y se llama actitud.
Sentir y hablar de «reto» o «desafío», y olvidarnos de la palabra «problema», le da un punto de aventura a la situación, donde, de antemano, tú eres el héroe, porque sabes que serás capaz de resolverlo y que solo es cuestión de tiempo encontrar el camino correcto.
Esta actitud despierta la curiosidad y el deseo de desafiarte a ti mismo, lo cual activará de inmediato el bienestar y la felicidad dentro de ti.
En segundo lugar, la pregunta es:
¿Vives desde el Victimismo o desde la Responsabilidad?
El victimismo te mantiene en la queja, la resignación y el resentimiento. Por otro lado la responsabilidad te lleva a saber y sobre todo a implementar, que siempre hay algo que tú puedes hacer para cambiar lo que no te gusta.
Por lo tanto, ser feliz es una decisión que está en tus manos y que no depende de las circunstancias que te rodean, sino de cómo tú las vives.
Ahora, lo mejor que puedes hacer es empezar a ser resiliente en su versión más amplia, es decir, no solo venciendo dificultades sino siendo capaz de hacerlo de la forma que más felicidad te aporte.
Ahí está la diferencia entre vivir y sobrevivir.