Quiero más dinero… esta es probablemente la frase más pensada en la mente de las personas, en todos los estratos sociales a nivel mundial. De los 195.000 años de existencia registrada del homo sapiens en el planeta, sólo los últimos 2.500 años ha manejado dinero. ¿Cuándo nos volvimos tan dependiente de esto? Hoy hablaremos de lo que realmente debes prestar atención, cuando pides dinero.
El dinero es un medio, no un fin
Todo lo que está a nuestro alrededor, es un claro reflejo de lo que hay en nosotros mismos. Sin importar lo que haces hoy con tu dinero, éste está a tu servicio. El dinero hoy está expandiendo eso en lo que tú tienes puesta la atención. Cada transacción de dinero es realmente una transacción de energía, pero con el poder de un rayo láser.
Esto, que en principio pareciera bueno, hace que obtengas cosas sin esperar a hacerte consciente de su materialización. Cuando lo externo no se corresponde con lo interno, te ves en la cima del éxito con la mayor depresión de tu vida. Ahí descubres que dinero y prosperidad son dos conceptos asociados cuando lo ves de lejos, pero muy diferentes cuando lo vives de cerca. De hecho, puedes ser próspero aunque no tengas dinero.
[bctt tweet=»La prosperidad atrae el dinero, pero el dinero no atrae la prosperidad.» username=»armoniafrevista»]
Quiero más dinero: ¿Cuánto?
Cuando digo “quiero más dinero” estoy asumiendo que 1) ese dinero va a resolverme ese problema urgente, 2) sé exactamente cuánto dinero es y 3) el universo sabe cuánto dinero es. Aquí viene entonces el primer choque con la realidad: si yo no tengo claro mi número, cualquier número es claro. Conozco gente que quiere tener más dinero, pero cuando se consigue en la calle una moneda, ni siquiera la recoge. Si no eres capaz de valorar un céntimo, no sabrás valorar un millón de dólares.
[bctt tweet=»Si yo no tengo claro mis números, cualquier número es claro» username=»armoniafrevista»]
Esto nos lleva ahora a revisar la creencia detrás de lo pequeño y de lo poquito. Nos han dicho que prosperidad y abundancia es mucho de todo, de hecho creemos que es mucho dinero. Hay gente pidiendo prosperidad o abundancia como cortinas espirituales para pedir dinero, pero aún no son capaces de comprometerse a sentarse y saber con claridad cuánto están gastando cada mes. Eso lo he visto con personas que ganan 15, 150, 1.500 y hasta 15.000 dólares mensuales.
Pero ¿Qué pasa cuando pido y pido, pero no valoro lo que tengo?
El síndrome del Ícaro financiero
Ícaro era el hijo de Dédalo, quien era inventor. Para hacerte la historia corta, Dédalo y su hijo Ícaro fueron encerrados en un laberinto. Dédalo le construyó unas alas de cera a su hijo para que escaparan juntos. Pero las alas sólo los salvarían si Ícaro volaba por encima del mar y no muy cerca del sol. Al lograr volar y escapar, Ícaro desobedeció a su padre y comenzar a elevar el vuelo, acercándose cada vez más al sol. La cera de las alas se derritió con el calor del sol, e Ícaro cayó al mar, el que hoy se llama mar Icario.
[bctt tweet=»Cuando no atiendo a los principios básicos del dinero, todo lo que recibo lo pierdo.» username=»armoniafrevista»]
Una cosa es tener dinero, y otra es relacionarse correctamente con ese dinero. Está demostrado que las personas que ganan la lotería, lo pierden en 2 años. De tener, cualquiera tiene. De mantener, sólo aquellos que tengan la tenencia y la consciencia en el mismo nivel. El resto se volverá sal y agua. Si no tienes más dinero, al menos preocúpate de saber gestionar el dinero que ya recibes.
Dice la letra de la canción de Rubén Blades: “De qué te vale tener y tener si no sabes qué hacer con lo que tienes” (no se trataba de saber qué hacer con lo que vas a tener, sino con lo que ya tienes hoy).
La solución es la responsabilidad
Comienzo diciendo que todas las personas, tanto tú como tus amigos, vecinos, familiares y hasta desconocidos, asumimos que somos responsables. Aún no conozco a nadie que me diga que no lo sea, aunque lo confundan con honestidad o no sepan qué significa. Responsabilidad es la capacidad de responder por tus propios actos, siendo congruente entre lo que prometiste ayer y lo que haces hoy.
Ser responsable en el dinero es complejo, y duele aceptar que no he sido responsable en la gestión o la relación con el dinero que recibo cada mes. Lo más común es decir: “Yo soy responsable, pero….” Y el “pero” se convierte en eso que te hace irresponsable, sencillamente porque lo utilizas como excusa para no responder. No importa de quién es la culpa (la economía, mi trabajo, el banco, el vecino, y hasta el sol como en el caso de Ícaro), la responsabilidad no se dice, se demuestra.
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