«La vida siempre espera situaciones críticas para mostrar su lado brillante»
– Paulo Coelho
Un día llego Marta a preguntar a su maestra, ¿cómo hago para controlar las emociones?
La maestra dulcemente se quedó mirándola y le respondió ¿para qué quieres controlarlas?
– Las emociones en ocasiones me superan, me desbordan, se apoderan de mí. No sé qué hacer con ellas o cómo dominarlas dijo Marta.
La maestra se percató cómo a Marta se le aceleraba la respiración. También cómo su propia corporalidad se modificaba mientras hablaba. En ese instante Marta recibió una llamada inesperada. Unos meses atrás había solicitado una beca en una universidad internacional. Ya había pasado el plazo establecido para notificar si había sido admitida o no. Sin embargo, ella no había tenido respuesta.
Atendió la llamada y le dieron la noticia de que había sido admitida. Agradeció a la persona que le transmitió el mensaje y colgó. Su maestra seguía mirándola dulcemente. Marta saltaba de alegría y se percató de la mirada serena y compasiva de su maestra.
¿Hay algo que quieras decirme? La maestra se río a carcajadas y ella misma también.
Sentir es Vida
Se trata de gestionar las emociones, de sentirlas, experimentarlas. Discernir en función de lo que “son” no de lo que esperamos (deseamos) que sean o dejen de ser. Como lo que cuenta la historia.
Acabas de recibir una llamada inesperada. Tu respiración, tu propia comunicación no verbal se transformó. La alegría de la noticia transformo tu rostro, tu cuerpo, tu voz. Pero lo mismo pasa cuando contemplas una flor y su aroma te alegra.
O cuando llegas al mar y el agua roza tus pies. Al llegar a la montaña y tomar una bocanada de aire fresco y puro. La emoción que se genera se gestiona de esa manera. El placer y el gozo de lo que experimentas se expresa desde la quietud y la calma, simplemente ocurre.
Con esto quiero decirte que en ocasiones puede que se presente la emoción contraria para revelarnos algo más grande que no somos capaces de ver o sentir. Tal vez se presenta la tristeza, por ejemplo. Se trata de gestionarla, sentirla y discernir. Puede que te sorprendas descubriendo una alegría inesperada de fondo. Cada día tenemos regalos que atraen y generan alegría a nuestras vidas.
No temas, siente
Esta puede ser tu historia o la mía. Piénsalo. Solo con evocar un pensamiento de disfrute puedes generar alegría en tu vida. Al estar presente en cada momento esta emoción puede generar el bienestar que buscas y deseas.
Te voy hacer una invitación. En este instante detente. Sí, detente en todo lo que estés haciendo. Lee con atención.
Primero toma consciencia de tu cuerpo. Alarga la columna vertebral. Imagina que desde la coronilla de tu cabeza sale un hilo que te estira hacia arriba. Relaja los hombros, el entrecejo y siente que creces.
Ahora respira lentamente y de manera profunda. Repite esta respiración 3 veces y cierra tus ojos. Si respiras estás con vida. Sonríe, siente la alegría de la vida. Siente el placer y disfrute de una de las emociones más poderosas y a veces desatendida la alegría.
Cultiva la gratitud, la sorpresa y el asombro por lo simple, lo diario y cotidiano. Por la persona que te sonríe en la calle. También por el gesto amable de un desconocido. Por las risas de los niños, las miradas perdidas, el brote de una flor, el canto de los pájaros. Todo esto te llevará a un estado de presencia y entonces llenarás tu corazón y tu ser de alegría.