Todos los padres quieren a sus hijos, de eso no hay duda, a su manera personal, pero los quieren. La gran pregunta es ¿la forma en que se demuestra ese amor, es lo que ellos requieren? Hay un libro para padres, del que les hablaré más adelante, que asegura que la vida con niños puede ser humillante.
En cierto grado, creo que sí. Todo dependerá de que tan apegado estés a tus paradigmas, creencias, heridas emocionales. O que tan dispuesto estés a soltar viejas creencias y abrazar nuevas. De renunciar a la expectativa, de reconocer que tu hijo por muy pequeño que sea, puede tener razón -y seguro la tiene muchas veces- cuando actúa de una manera que no es como esperabas.
Hay muchos estilos de crianza, así como muchos tipos de relaciones padres-hijos. Pero después de revisar a profundidad tu propósito en esta área de tu vida toca pasar a la acción. Ejecutar hechos que te lleven desde dónde estás hacía donde te gustaría estar.
Así que, si quieres cultivar la relación con tu hijo, quieres entender cómo se siente y saber qué piensan, compartiré una estrategia contigo. Tomada del libro «Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen» de Adele Faber y Elaine Mazlish, para que tomes acción de inmediato.
La relación directa entre lo que sienten los niños y su comportamiento
Estás madres, A. Faber y E. Mazlish, notaron que cuando los niños se sienten bien, su comportamiento está en armonía con ese sentimiento. El principal obstáculo era que ellas (como la mayoría de los padres), se la pasaban negando los sentimientos de sus hijos. Indistintamente cuáles fueran estos.
Ejemplo típico:
- Madre: Ponte el suéter.
- Hijo: No quiero, hace calor.
- Madre: Hace frío, póntelo ya.
Así que decidieron poner en práctica esta estrategia: aceptar los sentimientos de los niños, sin importar cuáles fueran. Para lograrlo hicieron lo siguiente:
- Escuchar con toda atención cuando ellos hablaban.
- Aceptaban sus sentimientos con una sola palabra como «oh», «mmm», «ya veo».
- Les daban un nombre a esos sentimientos: veo que eso te enoja mucho, realmente te sientes frustrado.
- Concedían los deseos en la imaginación.
Ya sé, seguro estarás pensando que esto es muy fácil, pero no te engañes. Estamos acostumbrados a creer que sabemos más que nuestros hijos. Contenernos de dar un consejo, un largo razonamiento para hacerle entender lo que pasó o lo que siente o hacerles mil preguntas para tratar de dar una «respuesta justa» sobre la situación, que olvidamos por completo escuchar.
Saber lo que tu hijo siente
Escuchar lo que realmente quieren decirnos, solo quieren que sepamos cómo los hizo sentir ese hecho en particular. Desean que empaticemos con ellos. Quieren saber que las personas más importantes en su vida entienden de verdad de cómo se sienten.
Yo llevo dos semanas tratando de aplicar estos principios y vaya que he fallado una y otra vez. Sin darme cuenta termino haciéndole mil preguntas a mi pequeña hija y olvidando empatizar con ella. Lo positivo es que he ido desarrollando más mi atención a lo que realmente dice y mucho más cuidado en lo que voy a responder.
Si decides ponerlo en práctica te espero en las redes para que me cuentes tu experiencia ¿Qué tan fácil o retador fue para ti aplicar esta estrategia?